22 de noviembre de 2011

Como en Casa

“Finalmente se lo que significa dejar que alguien vea
La parte de mí que nadie jamás vio o verá.
Así que si te pierdes, y te encuentras absolutamente sola
Siempre buscaré el modo de traerte a casa.
Aquí y ahora, Es una promesa.”
I´d Come For You, Nickelback.

Se sienta en silencio, con el Block de dibujo sobre sus piernas y la pequeña cartuchera de lápices a su lado, el fresco viento de esa madrugada le daba de lleno en el rostro y mecía con suavidad su castaño cabello desde la abierta ventana de su cuarto. Hace mucho que no se permitía sentir con tanta libertad como en ese momento, la madrugada siempre había sido uno de los instantes del día que mas le gustaba pero desde hace tanto tiempo se había privado de ello. Soltó un suspiro cansado mientras abría el Block en la misma hoja en donde había comenzado a dibujar tanto tiempo atrás. Dibujar siempre había sido un pasatiempo que amaba, trazar trazos y fijar formas, era como dar vida a un mundo nuevo, expresar sensaciones y sentimientos, otra forma de interpretar y manejar lo inmanejable… Era un escape que había utilizado toda su vida, por lo menos, hasta seis meses atrás, cuando dibujar ya no parecía importante y había cosas en las que su mente debía trabajar, en las que su alma debía ocupar su energía en curar.
Pero hoy era 23 de Noviembre y era un día de por si especial para Hannah y para él, su tercer aniversario juntos como una pareja ante Dios, era un día para celebrar y aunque él nunca había sido un chico romántico o demasiado empalagoso, Hannah apreciaba cada uno de los detalles que había  tenido con ella durante toda la vida que había pasado juntos. David no era de palabras, eran contadas las veces que había murmurado un “Te amo” por lo bajo mientras la mantenía cerca, tal vez el día de su boda o cuando Hannah le dijo sobre su embarazo pero eran momento especiales y él solo había sentido la necesidad de Hannah en que se lo digiera, para él los hechos, los actos eran mas importantes y todos los días se había desvivido en demostrárselo.
Y era por eso que esa madrugada había decido dar por terminado ese dibujo, lo había comenzado el día de su boda, con una Hannah sonriente enfundada en su hermoso y blanco vestido de novia, con una corona sobre su negra cabellera y con sus chocolates ojos brillando de amor. Y era precisamente su mirada la que nunca había podido completar, había dibujado y borrado una y otra vez sobre la delicada hoja, tratando de plasmar los ojos amorosos de Hannah, su forma tan especial de mirarlo, de hacerlo sentir el hombre mas importante de todos, el único en su vida, el único al que amaba. Y era esa sensación, la de sentir su mirada sobre sus hombros la que siempre le acompañaba, imaginar su rostro sonriente en su mente y ser traspasado por el amor infinito que cargaban sus ojos.
David podía dibujar a la perfección la curva delgada de sus rosados labios, la rectitud de su pequeña nariz y el borde contorneado de sus cejas y el inicio de su larga y ondulada cabellera, igualmente podía trazar de memoria la figura curvilínea de su cuerpo, su pequeño pero perfecto busto, su delgada cintura, sus largas y contorneadas piernas y detallar el hermoso vestido blanco que ese día Hannah había llevado al altar… El rostro y el cuerpo de Hannah era fácil de memorizar, lo llevaba consigo todos los días, cada mañana al despertar, cada noche al irse a dormir… Hannah siempre estaba con él, todos los días, en cada momento, habían jurado que iba a ser así y lo habían cumplido al pie de la letra.
Traza con cuidado la figura de los grandes ojos de Hannah, siempre le ha irritado el no poder dibujarla como debe ser, pero intentarlo una y otra vez le gusta a ella y es por eso que lo intenta, para ver esa sonrisa que ella siempre le dedicaba cuando le tendía un dibujo. Hannah siempre había sido así de sencilla, así de convencional y normal, siempre se conformaba con los pequeños detalles, con los pequeños intentos que David hacia por, Hannah no necesitaba mas que a David para ser feliz y David jamás necesito de algo mas que Hannah para serlo igual.
Retoca los labios y la nariz y se dirige de nuevo a las pupilas de color chocolates, un color intenso y abrumador, como la primera vez que los había visto, el primer día de escuela cuando Hannah entro por la puerta con su cabello en una trenza… El mismo color de cuando la beso bajo la lluvia un día de enero de seis años atrás cuando decidió dejar atrás la amistad y pasar a ser algo más… Los mismos ojos de cuando se habían casado y prometido estar juntos siempre, en lo bueno y en lo malo… David suspira mientras termina de dibujar su rostro y le da los últimos detalles al dibujo ya comenzado y apenas terminado, había tardado tres años en terminarlo pero lo había logrado y estaba seguro que a Hannah le encantaría, que seria el mas especial aún cuando no la plasmaba por completo a ella. Y suelta una risa suave mientras pega el dibujo a su pecho luego de poner su firma, era su manera de decirle Te amo, era su manera de traerla a casa de nuevo, de poner su cuerpo a su lado y de escuchar su voz otra vez, de sentir el pequeño ser en su vientre y de reclamarla como suya… Hannah era suya tanto como él era de ella y eso lo demostraba al dibujarla, al ser el único que conocida cada detalle de ella y al ser el único en poder intentar plasmarla en un común y vulgar hoja de papel... Hannah era suya y su alma le pertenecida a Hannah. Porque Hannah había sido la única que había conocido al verdadero David, al chico que lloraba con las películas románticas, al chico que prefería quedarse en casa a ir a una fiesta, al chico que al dibujar expresaba todo lo que su rostro y sus palabras no decían… Al chico que la amaba mas que a nada, mas que su vista, mas que su a cuerpo… Al chico que daría todo por Hannah, por tenerla de nuevo.
Y se acuesta con suavidad sobre la cama con el dibujo a la altura de su corazón, con Hannah otra vez a su lado, como hace seis meses había estado… Y cierra los ojos, aunque no hay diferencia, siempre esta oscuro, sea de día, sea de noche… Pero en su mente están los ojos y la sonrisa de su esposa, esta ella y eso… Eso es lo que importa.
Y en la mañana cuando aparezca su hermana con una sonrisa rota, él no la tomara en cuenta, porque él esta ahí por Hannah, se subirá a ese carro por Hannah y dejara que su hermana le ayude por ella. Porque cuando se arrodille en el césped frente a ella y detalle con suavidad las letras en relieve que dictan “Hannah Cruz” todo tomara sentido de nuevo. Y no llorara, no lo hará ni lo hace, porque sabe que ella esta ahí, no físicamente pero si en sus recuerdos, recuerdos que el accidente no afecto y que son los que permiten que pueda traerla de regreso en el dibujo que ha hecho y que le mostrara sin verla y que ella vera sin verle. Porque han pasado seis meses en los que ha vivido en las penumbras, no en las penumbras de una vida sin visión, sino en las penumbras de un mundo sin Hannah, un mundo sin la mujer con la que deseaba pasar el resto de su vida. Y mientras su hermana llora en silencio, él sonreirá y llevara de nuevo el dibujo hacia su corazón… Porque de ese modo la tenía de nuevo, porque ella no se había ido mientras estuviera en su cabeza, en su corazón y David sabia, que aunque no podría ver el resto de su vida nada del mundo, si podría ver a Hannah como todos los días, con su brillante mirada y su deslumbrante sonrisa. Como ese día, con el vestido blanco contoneándose mientras camina hacia el altar para unir su vida con él… Para dar su vida por él y el dar la suya por ella.
(...)

La canción base...

¿Y que me dicen?
¿Capte la esencia del fragmento?
¿Les gusto mi historia?
A mi me encanto escribirla y me emociono por completo.

Espero y les haya guste.
Un beso
Lu

20 de noviembre de 2011

Sinfonías.


Cerró los ojos por un momento, solo por unos segundos. Segundos en los que podía sentir el suave tacto del viento recorrerla por completo, en donde los aromas se mezclaban en el aire y mecían con suavidad su cabello negro, en los que pudo escuchar las suaves voces que viajaban con los remolinos del viento y chocaban con sus oídos. 
Una sonrisa se formo en sus labios al sentir el pequeño escalofrió que subió por su espalda mientras una imagen se formaba en su mente, una nueva idea que plasmar en un dibujo, una nueva historia que contar por medio de la pintura, una nueva sinfonía que tocar para que los demás apreciaran lo bello de la vida. 
Se levanto de su lugar, dejando que la suavidad del aire chocara con su cuerpo unos metros mas allá el sol se unía con el suelo justo en el horizonte y los colores naranja del atardecer hacían que el cielo y la tierra pareciesen uno solo, el suave cantar de los pájaros llego hasta ella y el diente de león que tenía en su mano voló en distintas direcciones cuando el aire se meció contra el. Las hojas verdes de los árboles que la rodeaban se mecieron con lentitud mientras una risa tranquila escapaba de su garganta, la naturaleza se mecía a la par del viento y escribía para ella la letra de una canción eterna. 
Una sinfonía que hablaba de apreciar lo que se tenia, de observar alrededor y darse cuenta del hermoso regalo de la vida natural. Una canción que demostraba que no hacia falta nada más que poner atención y escuchar que a la lejanía también había una historia que contar. 
Bajo la cabeza y sintiendo una sensación cálida por dentro, ya tenia algo de que hablar, ya tenia una nueva cosa que contar y plasmar para que los demás se dieran cuenta de que por el aire viajaban los cantos de miles de vidas, que gracias a el muchas historias no se perdían en el tiempo y el olvido de la ignorancia y el desinterés, que si uno lo deseaba podría escuchar incluso las voces de quienes ya se han ido. 
Porque las sinfonías que acompañan al viento no son mas que un testimonio de la magia que la naturaleza hace y de como puede transformarnos con ella. 
 (...)

4 de noviembre de 2011

Solo Un Poco Nada Mas.


Creo que ahora tendré que pedir permiso para morir un poco. Con permiso, ¿eh? No tardo. Gracias… Pero es solo un poco, no se preocupen; solo planeo dejar una parte de mi en este lugar, solo deseo desprenderme de algunas cosas de mi pasado, de hechos, de lugares, de palabras y de sentimientos que están ligados a todo esto, no es nada más… Es solo una manera de volver a comenzar. Y es que a pesar de que soy tan joven, el dolor que siento sigue siendo el mismo que sienten todos ustedes en esta sala, tal vez, incluso un poco más fuerte. Y es que no logro comprender porque los seres humanos debemos llegar a tales extremos para poder darnos cuenta de todo lo que teníamos a nuestro alrededor, de todo lo que significaban las personas para nosotros y de todo lo que nosotros éramos para ellas. Y es que estando aquí, queriéndolo o no, cada uno de nosotros esta dejando morir una parte de nuestro ser, nos estamos desprendiendo de algo que jamás pensamos se fuera a romper. Hablo de un lazo tan único y especial, forjado en recuerdos de vagos momentos de un ayer que antes se veía a la vuelta de la esquina y que ahora veo a más de 100 kilómetros de distancia. Es que en esta noche, mientras todos ustedes están ahí, llorando y maldiciendo porque lo que se ha perdido, yo me quedo aquí, de pie, en silencio como si fuera invisible para todos, sintiendo que todo zumba a mis lados, sintiendo que esto no esta pasando, negándome a mi misma que… Que debo dejar ir un poco de mi misma hacia el vacio, que debo decidirme de una vez, que esta en mis manos el irme o el quedarme y es que no lo se. La vida es el juego más duro que hay que ganar, no hay oportunidades, no hay trucos y en cambio, esta llena de trampas y sorpresas en el camino, algunas buenas y otras malas. Pero por el momento, les pido un permiso, se que me entenderán, no es que desee hacerlo, pero necesito despejar mi mente, necesito soltar las cadenas que me tienen atada a todo esto, necesito que el dolor se vaya… Necesito morir un poco para convertirme en alguien nuevo, en alguien de quien se sientan orgullosos, lo necesito para poder aceptarme a mi misma… Porque a pesar del amor que me brindan, porque a pesar de todas esas cosas que son especiales y que han significado algo… Mientras yo no sea capaz de verme a mi misma, mientras no sepa quien soy, no puedo dejar ese cuarto blanco que hay al otro lado de la puerta, mientras no me descubra a mi misma no podre abrir los ojos y Darle un poco de alivio a todos ustedes. Alivio que yo también necesito, alivio que necesito mientras estoy aquí, observando como ustedes se destruyen los unos a los otros con las culpas, dándome cuenta de cómo soy el punto que separa y al mismo tiempo une lo que ustedes son… No lo merezco, porque yo misma me lo busque, porque fui yo la que tomo la decisión, porque no pensé sino en mi y no me di cuenta de que con mis actos lastimaba a alguien que no fuera yo misma, porque estaba harta y porque ya no soportaba la carga y aun así… Están aquí, gritando “No” con fuerza y con lagrimas en los ojos y yo estoy aquí y al mismo tiempo no lo estoy, mi cuerpo esta al otro lado de esa puerta de cristal, sobre una camilla rodeado de maquinas que monitorean mi estado y mis signos vitales y mi alma esta aquí, con ustedes en esta sala, escuchándolos pedirme a gritos que regrese, que abra los ojos y no me deje caer… Pero soy egoísta, lo he sido siempre y no dejare de serlo, por lo menos en este momento, solo pido un poco de tiempo… Solo quiero dejar ir esa parte de mi vida que ata al dolor y poder abrir los ojos siendo todo eso que ustedes y yo siempre quisimos que fuera.

(...)

Es una historia que escribí para el concurso "El Brasil de los Sueños". 
Espero les guste
Lu 

18 de septiembre de 2011

Las Luces de la Ciudad.



"Se necesita de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te agrade, un día para quererlo, pero se necesita de toda una vida para que lo puedas olvidar." 

Siente las lagrimas brotar de sus ojos con mas fuerza que antes, se hace un ovillo contra la pared y esconde su rostro entre sus rodillas, se lleva el puño derecho hacia su boca y lo muerde con fuerza, aprieta los ojos y se ahoga el grito de dolor. Las luces de la ciudad giran a su alrededor, los estridentes sonidos de la actividad nocturna inundan sus oídos y aíslan el sonido de su propio llanto, pueden sentir a la gente caminar por la calle, puede escuchar sus risas, sus palabras y como viven su vida sin preocupación y llora con mas fuerza que antes, llora con mas ahincó porque ella era así, porque a ella tampoco le importaba el momento sino el mañana. Su teléfono celular vibra en el bolsillo de su buzo negro, lo ignora y sigue llorando, lo que menos desea en ese momento es tener que lidiar con los demás, con sus preguntas, con sus palabras de apoyo y consuelo ante esa situación, no quería que alguno de ellos se acercase, que osase siquiera a pensar en que podían brindarle ayuda, ella lo quería a él… Solo a él.
“- Si me pides que me quede aquí, lo hare… Por ti iría hasta el infierno con tal de verte reír… Una beca no será más importante que ti – sus ojos demuestran la preocupación que siente su corazón, su mano aprieta el hombro delgado de la que dice ser su mejor amiga.
- ¡Lárgate! – un nudo cierra el paso del aire hacia sus pulmones, pero aún así consigue hablar con fuerza – No quiero verte mas, solo quiero que te vayas… Después de todo, tienes una vida por delante en la cual yo no estoy dibujada ya – cierra los ojos y corre lejos, choca con la gente que camina con prisa, las luces pasan a velocidades extremas, la ciudad es un laberinto y ella solo busca un sitio en el cual dejarse llevar.”
El recuerdo de lo acontecido tan solo minutos atrás la asalta con ferocidad, su corazón late mas de prisa que antes y siente su cuerpo temblar por la rabia y el dolortodo a su alrededor parece dar vueltas y vueltas y ella no puede dejar de llorar acurrucada en ese rincón de un callejón. Trece años de amistad se iban a la basura, miles de recuerdo de momentos hermosos y valiosos no valdrían ya nada, el dolor remplazaría el sentimiento de felicidad y la oscuridad terminaría por absorberla de una buena vez… Las palabras la madre de Alejandro resuenan en su mente: “No quiere irse, dice que sin ti no lo hará… Es una lastima que no hayas conseguido la beca, pero él lo hizo y es un gran paso para su futuro… No puede desaprovechar esta oportunidad, se que lo que te pido es doloroso, pero piensa en Alejandro… Es lo mejor para él, estoy segura que tomaras la decisión correcta.” 
Alejandro vale para ella tanto que seria capaz de dar su vida entera por él, por su felicidad y continuidad, solo por ver esa mirada iluminada y esa sonrisa coqueta que solo él posee, seria capaz de dar todo, su sangre, su cuerpo, sus sueños y su alma con tal de que este bien, le ama tanto que renuncia a él solo por su felicidad… Y por eso duele tanto. Porque esta dejando ir a la única persona que le ha comprendido, que le ha acompañado en los malos momento, la única persona que la he hecho reír, la ha hecho sentir bien consigo misma, con el mundo a su alrededor… La única persona que le ha prestado su hombro para llorar, que la ha tomado de la mano y la ha rescatado de la peor de las tormentas, la única persona en el mundo a la que ella podía llamar mejor amigo. Pero sabe al mismo tiempo que debe hacerlo, que es lo mejor para él, para el gran futuro que le espera, deshacerse de los lazos de la infancia, no tener que llevar consigo las lapidas de las personas que un día cruzaron por su vida. Él iba a llegar lejos, siempre había sido su sueño y ella, por más que lo desease, no podía robarle lo único que él tenia, lo único en lo que ella no formaba parte. 
Porque hay un momento en la vida de cada uno en el que hay que tomar decisiones importantes, en los que hay que cortar el lazo del pasado y mirar hacia el futuro, hacia el horizonte y pensar en lo que el destino nos tiene preparado, en los caminos que trazaremos, en las vida que conoceremos… Porque hay un momento en el que hay que decir adiós por mas doloroso que esto pueda ser, porque en algún segundo todo cobrara sentido y el rompecabezas de la vida cambiara para ti… Y ella lo sabía. Alejandro tomaría un avión al día siguiente, con un destino fijo que lo separaría de ella por el resto de sus vidas, era algo que ella no podía cambiar y que muy en el fondo no deseaba cambiar…, 
Ahoga un grito de sorpresa y alivio al sentir sus brazos rodearla, conoce aquel tacto, conoce aquella respiración y se sabe de memorias las sensaciones que produce aquel beso sobre su cabeza, puede sentir las lagrimas del chico sobre su cabeza y entonces comprende… Él ha tomado una decisión, él ha decidido dejar que el  futuro se teja con su mano y mientras las luces de la ciudad brillan en la lejanía, ambos lloran, porque hay un momento en la vida de las personas en el que lo que es realmente importante torna vida. Ella ama Alejandro por todo lo que ha vivido a su lado y perderle es doloroso, pero en ese momento, entre sus brazos y con las luces de un ciudad que nunca para a su alrededor, sabe que debe decir adiós… Que lo mejor es quedarse con el recuerdo de un abrazo, de un infancia, de una adolescencia, con cada momento e impregnarlo con las luces, los sonidos del mundo que no se detiene, así ella sienta que su corazón lo hará cuando el la suelte… Esta vez, tal vez para siempre.

(...)

Este relato fue escrito para el ejercicio del mes de Septiembre en el grupo de Adictos a la Escritura. Basado en una fotografía tomada por mi (Fondo del Banner del relato).
Espero les haya gustado.
Un beso
Lu

10 de septiembre de 2011

Cicatrices...

"Las batallas más importantes en la vida son las que peleamos diariamente en el silencio de nuestra alma."
Y las lágrimas caen con fuerza y ferocidad mientras detalla su imagen en el espejo, no es una bonita imagen, es más bien el retrato de un joven decaída, con el rostro contraído por el dolor, con los ojos vacíos de vida, vestida con algo que termina por restar el respeto que siente hacia si misma.
Y entonces llora con mas ahincó que antes, entonces se deja caer al suelo y se rodea el abdomen con los brazos, se abraza a si misma en busca de un poco de consuelo, en busca de un poco de ese amor que no llega hasta ella.
Las palabras resuenan en su cabeza y dentro de si misma grita una y otra vez: “¡Mentira!”, siente su pecho contraerse con fuerza, siente que todo da vueltas, pero ella sigue llorando en el suelo, ahogando los sollozos apretando con fuerza los dientes, enterrando su rostro en su almohada, queriendo esconderse de cualquiera que pueda encontrarla.
Esta harta de la lástima, esta harta de sentirse engañada, esta harta de sentirse utilizada, de ser una muñeca, una marioneta en manos de los demás, de ser una herramienta y de que todos parezcan como si ella no estuviera ahí sino hasta que fuera realmente necesaria.
Ya no quiere escuchar las palabras: “Rara”, “Sabelotodo”, “Gorda”… Ya no quiere que los demás las disfracen en frases dulces y sutiles, ya no quiere que le digan que es una persona agradable, que es inteligente, que es tierna… Que es bonita.
Sabe que son todas mentiras, porque ella no es agradable porque no puede confiar nadie, porque ya le han demostrado muchas veces que los problemas se superan solos, que nadie te tiende la mano, que nadie te da una sonrisa de aliento; sabe que no es inteligente porque para los demás es alguien que presume de lo que sabe, es alguien a quien le gusta pisotear a los otros y que es en realidad pisoteada, es alguien que se siente superior cuando en realidad se siente inferior que todos… Para los demás el que sea inteligente es asqueroso; sabe que no es tierna, no le gustan los abrazos por más que se muera por recibir alguno, no le gustan las cursilerías por más que a veces desea que se las digan y sabe que no es linda porque a nadie le gusta una chica con su cuerpo, con su cara, porque a nadie le gusta una chica llena de defectos.
Y no puede más, siente que ya todo es demasiado, que la losa sobre sus hombros ya es imposible de cargar y llora aún más, porque no debe mostrarse débil, ha pasado mucho tiempo perfeccionando su caparazón contra los daños, ha forjado la pared de piedra para que nadie sepa sus verdaderos sentimientos, para que nadie pueda leerla y terminen equivocándose en quien es, para que nadie sepa quien es en realidad… Se ha forjado una cara ante el mundo y ha dejado de ser ella misma… Y ahí llorando, en el suelo acurrucada es cuando verdaderamente se siente ella, completamente sola, como siempre.
Quiere un abrazo, un beso y una palabra de apoyo o consuelo, sabe que no la obtendrá, a ninguno parece importarle lo que siente, ninguno parece preocuparse por como se derrumba, por como es destruida una y otra vez por ellos, por sus palabras, por sus acciones.
Respira con fuerza, trata de calmarse, seca las lagrimas y se levanta con lentitud, su corazón late con fuerza y golpea su pecho en un ritmo descarrilado, una risa ajetreada le ataca, siente la desesperación y el dolor a flor de piel, mas su rostro tiene una expresión de calma, ha vuelto a instaurar su mascara.
No debe mostrarse débil, no debe llorar, no debe romperse, no debe equivocarse o los demás se la comerán viva, o los demás se encargaran de hacerla desgraciada una vez mas.
Se mira otra vez al espejo, se arregla un poco el cabello y mira con resignación el reflejo, un cuerpo feo, un rostro feo, no hay nada lindo y se obliga a no pensar en ello, a aprendido a vivir ignorándolo, a aprendido a vivir soportando las risas, el miedo y las humillaciones, puede seguir adelante… Debe hacerlo.
Se traga las lágrimas y cierra los ojos, respira profundo y se aleja del espejo, las cicatrices que lleva por dentro, las heridas a medio cerrar que hay en su corazón, los vacios dentro de si misma, solo los conoce ella, solo ella puede tratar de curarlos y aun así, sabe que jamás sanarán.

(...) 

¿Que opinan? 
Es un relato mas o menos verdadero. =) 
Basado en hechos reales. 
Un beso 
Lu

9 de septiembre de 2011

Paraíso de Lobos.


La imagen era simplemente hermosa, parecía irreal, como si fuera tomada de algunas de esas historias fantásticas que cuando era pequeña tanto le habían fascinado, como si hubiera regresado en el tiempo justo a aquellos instantes en que con una sonrisa en la cara escuchaba una y otra vez esos cuentos que le llenaron el alma.
La tenue luz era lo único que necesitaba en aquel momento, sus ojos se centraron en aquello que parecía un acto puro y mágico, la delicada nieve seguía cayendo en silencio y aun ritmo pausado decorando el suelo y las copas de los altos pinos, una delicada sonrisa se formo en sus rojos labios al sentir los pequeños copos blancos sobre su cuerpo.
El gris desteñido sobresalía por sobre la blancura del invierno, ocho ojos de un color amarillo amatista se fundían con la oscuridad que se cernía de a pocos, los delicados gruñidos resonaban en sus oídos con fuerza a pesar de que eran tan bajos que percibirlos era difícil, sus ojos se iluminaron al reconocer el blanco marfil de los afilados colmillos.
Eran cuatro majestuosas figuras tendidas en el suelo, iluminadas por la luz de la luna, opacadas durante un segundo por la oscuridad que les brindaban los pinos, su cuerpo tembló un poco por la emoción mientras di un paso hacia las cuatro figuras.
Cada vez mas cerca, sus pies se movían con lentitud, en su pecho bailaban las emociones, podía sentir el vacio que comenzaba a formarse en la boca de su estomago al mismo tiempo que su cuerpo se fundía con la luz que la hermosa luna llena le brindaba, ninguna de las figuras pareció percatarse de su presencia.
Avanzo otro tramo casi que con miedo, no miedo a salir lastimada ni a que sucediera una tragedia, tenia miedo de perder aquella oportunidad que se le había brindado porque sabia que nunca mas viviría una situación así de nuevo, así que debía mantener al margen todos esos sentimientos que le embargaban.
Retuvo el aire al darse cuenta que solo estaba a un paso de poder tocarles, su sonrisa brillo en la noche, sus ojos se iluminaron, los cuatro lobos estaban justo frente a ella, en calma y tranquilidad, dándole la posibilidad de acercarse un poco mas.
Y entonces un par de ojos repararon en su presencia, un aullido amigable resonó en el silencio, un lobo se alzo de su lugar mostrando sus dientes por completo, soltó el aire que había retenido de un solo tirón, el animal se acerco un poco, podía sentir su respiración fuerte, cerro los ojos con fuerza esperando que le atacara o algo parecido.
Pero no estaba preparada para que se echara a su lado, enredando la tela de su pantalón en sus afiladas garras y jalándola a su lado, soltó un suspiro al sentir como los otros tres se acomodaban en torno a ella, sus manos se prendieron de las largas melenas de los cuatro lobos, se acomodo sobre ellos y sin abrir los ojos se entrego al momento.
Cuando abrió los ojos de nuevo se encontraba en su habitación, bajo la calidez de las mantas, con un libro sobre su regazo y con su rostro brillando de la felicidad, soltó una risita y se fijo en la manca negra que estaba a su lado, le acaricio la cabeza con dulzura logrando el pequeño conejo se estirara un poco y volviera a domar.
Cerró los ojos de nuevo, deseando dormir, deseando soñar… Deseando regresar a su paraíso de lobos.

¿Fin?

7 de septiembre de 2011

De Adentro hacia a Fuera.

Emily ama el mar y la sensación que de paz que le inunda cuando se encuentra sentada en la playa con el agua salada a pocos metros de ella, Emily a ama la arena caliente de la playa y la sensación que esta le causa cuando camina con sus rojas sandalias favoritas en la mano y con los pies hundiéndose en el abrasador calor de los granos de arena de la orilla, Emily ama observar el atardecer sentada en el muelle con su cámara fija para captar el momento en el que el majestuoso sol se une con las apacibles aguas azul marino de el inmenso océano que se abre ante su mirada verde esmeralda.
Para Emily el poder pasar unos pocos minutos de su día frente a la inmensidad que se abre en las costas de su pequeño pueblo natal significa mas que un buen rato, significa mucho mas de lo que todos creen, porque para Emily tras esa apariencia pacifica que las aguas muestran, tras esa infinita belleza y calma que se percibe hay algo mas… Porque Emily ama el mar por muchas razones; como la arena, el atardecer y las aguas azul marino; pero hay algo mas que Emily ama de el y ese algo es Jordan.
Emily acaba de cumplir 5 años cuando sus padres le regalaron un pequeño triciclo color rosa pálido, cuando se cayo contra la acera una tarde de verano y su rodilla se empapo con su sangre y sus mejillas fueron bañadas por sus infantiles lagrimas, Emily acaba de cumplir 5 cuando vio por primera vez la mirada azulada de Jordan y la sonrisa cálida que este le ofrecía mientras la ayudaba a ponerse de pie. Jordan tenía siete y acaba de mudarse junto a su casa con su madre en embarazo y su padrastro, desde entonces Emily jamás soltó la mano que Jordan le tendió y este jamás borro la sonrisa que le había dedicado el primer día que se vieron.
Es interesante ver como nace una amistad entre dos pequeños niños, es incluso tierno observar como el poco a poco comienza a preocuparse por ella y de pronto ya no se separan y trata de protegerla de todo lo que pueda herirla, es divertido observar como con el paso de los años los lazos de esa infantil amistad comienzan a desarrollarse y fortalecerse al mismo tiempo que ellos crecen y comienzan a entender el mundo que los rodea.
Cuando Emily tenia 13 años pasaba horas en el balcón de su habitación, observando hacia le jardín del patio vecino, donde Jordan le enseñaba a nadar a su hermano menor, con su cabello rubio revuelto y chorreando agua, con su suave bronceado playero y con su sonrisa perfecta, a Emily le gustaba observar como los brazos de Jordan se movían en el agua, marcando los músculos que este había estado trabajando desde hace meses en el gimnasio.
A Emily nunca le falto nada, ni apoyo ni cariño, porque aunque sus padres no le brindaron aquello Jordan si lo hizo, siempre estaba ahí, tras ella, listo para ayudarla a levantarse como cuando se conocieron, con una sonrisa tranquilizante y con su mirada azul brillando intensamente, una promesa palpitante de que Jordan jamás le abandonaría, que jamás le dejaría a la deriva, porque el no era así, Jordan estaría para ella cuando lo necesitara o no, en los buenos, en los malos y en los horribles momentos de su vida. Cuando Emily tenia 15 años y dijo que deseaba ser profesora de escuela, Jordan fue la primera, y la única persona, que le alentó a hacer lo que le gustaba, que siempre le dijo que podía hacerlo y que con un pequeño empujón la incito a lograrlo, a demostrar que ella era lo suficientemente buena, que era mejor de lo que había pensado. Jordan fue el primero en irse, tenía 19 años cuando se fue sin despedirse, Emily sabe que fueron las rocas y no las olas las que se lo llevaron, como dicen los adultos, Emily lo sabe por la mancha rojiza que teñía el rubio cabello de su mejor amigo cuando lo vio dentro del ataúd, lo sabe por el moretón que teñía la mejilla de Jordan y por las marcas rosas que se ceñían sobre su cuerpo, lo sabe por como quedo de rota la tabla de surf que ella le había regalado para su cumpleaños.
Emily no lloro cuando Jordan se fue, no lo hizo en ese momento pero si lo hizo cuando cumplió los 19 y se marcho del pueblo para ir a la universidad, lo hizo porque dejaba atrás a su mejor amigo, a la única persona que la quiso tal y como era y a la única persona que ella podría amar con fuerza. Para Emily nunca hubo, ni habrá, alguien mas perfecto de lo que fue Jordan, con su cabello revuelto, con su mirada azul y su sonrisa perfecta, porque nadie la sostendrá como lo hizo el, porque nadie le levantara el animo y el cariño hacia si misma como lo hacia Jordan, porque ella lo sabe, tal y como supo que no fueron las olas sino las rocas, que… Nunca nadie la va a querer como Jordan lo hizo, como el lo hace y eso es lo único que ella necesita saber y entender, porque para ella la persona perfecta es aquella que ella quiere con el alma y que le quiere con el alma. 
Emily ama el mar, lo ama desde que regreso con su diploma que la certificaba como una maestra de excelencia, lo ama desde que se dio cuenta que el azul marino de las pacificas aguas le recuerdan a la profunda mirada azul de Jordan, lo ama porque es algo que la une con el, porque es la única cosa que la tranquiliza, que la calma y la ayuda tal y como lo hizo Jordan… Emily ama el amar porque sabe que dentro de sus aguas esta el alma de Jordan y que mientras el mar este ahí y ella pueda contemplarlo, Jordan jamás la va a abandonar.

 (...)

6 de septiembre de 2011

Junto con él Viento.

Suspiró con cansancio y oprimió el interruptor de la luz, la habitación se sumió en la oscuridad y el aire frío que entraba por la ventana junto a su escritorio pareció más gélido que nunca. 
Cerró los ojos con cansancio y apoyó su cabeza contra la dura madera del escritorio moviendo con sus manos los papeles, los envases de medicinas y los lápices y bolígrafos en búsqueda de un mayor espacio y comodidad. No tenia ni la más mínima intención de levantarse y dirigirse hacia su cama para poder dormir, estaba demasiado cansado tanto física como mental y emocionalmente. Solo deseaba sumergirse en los sueños, dejar ir su mente mas allá de los problemas, despejarse de la realidad y no tener que pensar en absolutamente nada. 
Escucho los pasos de su madre por el pasillo, alzo los ojos con esfuerzo y vio la hora que marcaba el reloj con letras de color rojo vivo “12:00 p.m.”, soltó el aire con fuerza y apoyó las palmas de sus manos sobre la mesa, impulsando su cuerpo y obligándose a levantarse y caminar hasta la cama. No quería que su madre lo encuentre durmiendo sobre el escritorio, no quería reproches, ni quejas, ni suplicas... No quería ver su mirada de dolor, de culpa, de tristeza. 
 Apoyo su cabeza contra la almohada y su cabello negro tejió una telaraña sobre el color blanco, cerró su mano en un puño sobre la sabana y sintió las lágrimas inundar sus ojos con fuerza, en su mente las palabras que había escrito hace poco hacían eco. 
 “Me gustaría poder mirarte a la cara, me gustaría poder ver la expresión de tu rostro al enterarte de lo que sucede, me gustaría poder enfrentarte, tomar aire y sacar valor de donde no lo tengo para decirte que no hay vuelta atrás, que es algo que he decidido y no puedes hacer nada ya… Me gustaría escuchar palabras de orgullo, de amor y apoyo… Pero se que no lo hare, soy demasiado cobarde como para enfrentar la mirada de enojo, de tristeza, de incertidumbre, de sorpresa… De decepción y dolor. 
Tengo 17 años y cometí el peor error de mi vida al creer que era mayor, al pensar que era invencible, me equivoque al pensar que podía encontrar una salida, que podía volver a mirarme al espejo sin encontrar algún problema, que podía volver a mirarte a la cara sin poder sentir dolor… Pero ni el sol ni la luna pueden taparse con un solo dedo y lo aprendí de la peor manera posible. 
Tania, hermanita… ¿Podrías perdonarme? ¿Podrías mirarme por quien soy y he sido toda mi vida? ¿Podrías no mirarles con culpa al saber la verdad? ¿Podrás hacerlo? ¿Es mucho pedir acaso? Tengo 17 años y se que no tengo más tiempo, es precisamente por eso que escribo esto… 
Es la manera que tengo de darte mi adiós, de transmitirte mi amor, de hacer que entiendas que este soy yo, el verdadero yo.” 
Escucho el pomo de su puerta girarse, escucho los pasos cuidadosos sobre el suelo de su habitación, escucho la respiración pesada y las manos delicadas y femeninas alzando las sabanas, sintió el pequeño y suave cuerpo junto al suyo en búsqueda de calor y protección, en búsqueda de la seguridad que solo el podía darle. Se mordió el labio con fuerza, dejando una profunda marca… Se preparó para ocupar el papel que delante de su hermana debía actuar. 
“Eres lo mejor que me ha pasado, Tania. Desde el primer momento en que te tuve junto a mi, tan pequeña como una muñeca de porcelana durmiendo a mi lado mientras yo con brazos delgados y temblorosos te rodeaba en un abrazo. 
Han pasado 14 años, Tania, y aún sigo creyendo que debo correr detrás de ti, por si te caes o lastimas para poder sanar tus heridas. Toda mi vida te he cargado sobre mis hombros, he buscado tu risa y tu alegría, he secado tus lágrimas y he llorado contigo para acompañarte… Toda mi vida, Tania… Eres toda mi vida. 
Mamá siempre ha dicho que debo cuidar de ti porque tú eres la única persona que me amara tal y como soy, que me brindara la mano cuando lo necesite, que luchara hombro con hombro a mi lado, que con una sonrisa me sanará las heridas del alma… Porque son los hermanos las verdaderas personas que marcan a alguien, porque son los hermanos quienes están incondicionalmente, porque son los hermanos quienes se asesinan en silencio en una pelea, porque son los hermanos quienes se cuidan entre si… Quienes se aman desde la cuna. 
Y es por eso que quiero que entiendas lo siguiente: ¡Jamás cambiaria nada de mi vida! ¡Ningún momento, ningún segundo, ninguna palabra ni emoción! Estoy feliz con todo lo que he logrado en mis 17 años, con ser el mejor estudiante, con ser un buen deportista, con ser un buen hijo… Con ser un buen hermano mayor. Y es que es ha sido la mayor bendición de todas, Tania. 
 Aunque discutamos, aunque te sobreproteja y no te deje ir con la libertad que deseas, aunque te tome de la mano en la calle por miedo a perderte de vista, aún cuando tu ya eres una adolescente que sabe cuidarse, ser tu hermano es un regalo, no una carga. Jamás voy a abandonarte, jamás voy a dejarte ni a olvidarte, estas aquí, dentro de mi corazón… Y espero, yo este en el tuyo siempre, aún cuando no pueda darte mi mano, aún cuando no te abrace o te deje llorar en mi hombro, mi alma y mi ser jamás dejaran de ser tu sombra, como toda la vida lo he sido.” 
Paso su brazo sobre los hombros de su hermana, atrayendo el cuerpo de ella hacia el suyo, enterró su nariz en su negro cabello y aspiro el aroma a frambuesa de este, sintió a su hermana abrazarse a su espalda en busca de seguridad y él con una sonrisa afianzo el abrazo sobre ella, él solo deseaba dejar el miedo atrás. 
“Estoy orgulloso de ti, de todo lo que en 14 años has logrado, de la mujer en la que te estas convirtiendo, del futuro que te espera y del pasado que te precede. 
Estoy orgullos de quien eres, de la chica insegura que me pregunta si es fea, de la niña que corre detrás de mí después de una broma, de quien me abraza con fuerza cuando necesita apoyo, de quien se mete en mi cama en busca de consuelo para sus miedos… No puedo estar mas orgulloso y ten por seguro que jamás me vas a decepcionar, porque tu estas ahí, en ese altar que nadie puede ni ver ni tocar. 
Y es por eso es que me duele escribir estas palabras, es por eso que he escrito esta carta 15 veces, es por el simple hecho del miedo que me provoca que me olvides, que me entierres bajo capas de experiencias vividas, que me relegues a un rincón como tus viejas muñecas, se que no estaría para verlo pero aún así, pensarlo duele. 
Perdóname, perdóname por no habértelo dicho, por haberte ocultado una sola cosa en la vida y que esa sea la de que me estoy muriendo… Perdóname por negarme seguir con las quimioterapias, con el tratamiento que me estaba haciendo más daño que la misma enfermedad, por no querer que lo notarás, no me culpes por querer creer que podría lograrlo solo, perdóname por creer que tu sonrisa bastaría, perdóname… Porque si tu me perdonas, entonces ya todo estará bien… Ocultártelo no fue fácil, para ninguno, ni para mamá y papá ni para mí… Pero es algo que deseaba superar, algo que debía demostrarme que podía y el problema es que no pude… Ha sido la única batalla que he perdido en mi vida y aún así… No me arrepiento de librarla y perderla.” 
Cerró los ojos y se permitió dormir con más calma, después de todo… No había de que preocuparse, pensó durante un segundo en el sobre color blanco que descansaba sobre su escritorio con el nombre de su hermana escrito en el reverso, pensó en lo poco que faltaba para que ella lo leyese, en lo poco que faltaba para que él ya no pudiera abrazarla… Pensó en eso y aun así, junto con el miedo, sintió calma. 
“Solo te pido que durante toda tu vida me tengas presente, en todos los momentos, en los malos, en los buenos, en los importantes, en los irrelevantes… 
Cuando tengas un novio, cuando te des cuenta que es él indicado, cuando tengas el anillo en tu dedo y cuando vistas de blanco… Incluso antes de cerrar para siempre tus ojos, tenme siempre presente… Yo jamás te borre de mi pensamiento. Perdóname, Tania, por no querer preocuparte, por no querer asustarte y por querer seguir siendo el héroe que tu creías que era. 
Perdón por decepcionarte, por abandonarte, por dejar de luchar y por no haberte demostrado más lo importante que eres para mí. 
Te Amo.” 
Para cuando Tania abrió los ojos el cuerpo de su hermano ya no tenía calor, el cuerpo de su hermano ya no la abrazaba con fuerza, el cuerpo de su hermano estaba vació de todo. Para cuando Tania gritó, lloró y rogó porque no se fuera, el sobre con la carta que la noche anterior su hermano habría escrito, re escrito y vuelto a escribir ya volaba por los aires, a la par del viento helado que durante toda la noche entró al cuarto y se llevo de a poco la esencia faltante. 
 Para cuando Tania acepto que no volvería a verlo, ya era muy tarde, el dolor, la culpa y el sentimiento de traición ya estaba demasiado arraigado, pero el amor seguía siendo aún más fuerte… Solo que, ella jamás lo supo, la carta se perdió por los caminos de la ciudad, volando a la par de las ilusiones perdidas y los sueños rotos y Tania jamás pudo leer lo que su hermano tenia para decirle. Ojalá lo hubiera hecho, ojalá él no la hubiera tenido que escribir, ojalá no se hubiera ido con el viento él también.

(...)

4 de septiembre de 2011

Ya Era Hora


Las lágrimas se amontonaron en sus ojos mientras su pequeña e infantil mente trataba de procesar lo que estaba viendo, algo dentro de si misma le decía que aquello no estaba bien, que lo que su madre le había dicho no era cierto, ¿el mundo acaso era tan cruel? Dejo caer a Verónica, su muñeca de trapo, al suelo con un golpe seco mientras con su pequeña mano jalaba el edredón de encaje rosado que componía la cama de su abuela, la mano de su madre se poso en su hombro ejerciendo un poco de presión, como invitándola a desistir de seguir con su camino.
Sus trenzas rubias se removieron un poco cuando casi llego a tocar a las manos blancas y venosas de su abuela, su madre fue más rápida y con un veloz movimiento acuno la mano derecha de su abuela entre la suyas mientras las lágrimas surcaban sus mejillas con ferocidad.
Miro la unión de ambas pieles, las manos de su madre, de un color caneloso, se veían mas jóvenes y mas fuertes, capaces de levantar y detener cualquier cosa, tan resistentes como para levantarle y ayudarle en todo, las manos de una mujer bella, con un futuro por delante; tan diferentes a las manos de su abuela. Blancas, arrugadas y dejando ver las venas azuladas, las manos de su abuela eran el espejo del paso del tiempo, de las experiencias vividas, de las caídas y los errores cometidos y el mismo consuelo para todos esos a quienes su abuela amo, la viva muestra de cuan fuerte y bondadosa fue aquella mujer canosa que descansaba en la cama, las manos de una guerrera, de una sabia y de una doncella entregada a su familia y su bienestar.
Alzo sus pequeñas manos y las miro con fascinación, eran tan diferentes a las de su madre y su abuela, tan diferentes e iguales al mismo tiempo, podía admirar las cicatrices del paso de los años en las manos de su madre, podía leer las lecciones mas crueles en las de su abuela, cosas que poco a poco vería en sus manos mientras crecía.
Sonrió con complacencia y con delicadeza recogió a verónica del suelo, se apoyo en la pierna de su mama y cerro los ojos, la mano firme de su madre se poso en su cabeza mientras le tendía la mano de su abuela. La tomo con suavidad y las lágrimas inundaron su mirada de nuevo, las manos de una trabajadora que descansaba por fin, las manos de una mujer que ahora se entregaba con los brazos abiertos a la paz infinita. El camino largo de la vida se toma en cuenta solo cuando somos capaces de ver cuantas partes de nosotros mismo hemos sacrificado en el camino, a beneficio de los demás y del propio y su abuela ya había sacrificado mucho, ya era hora de que sus manos dejaran de levantar a los demás.

 (...)

3 de septiembre de 2011

Bajo las Estrellas.


Es como estar viendo el fin del mundo, todas esa luces parpadeando a la distancia, adornando aquel manto negro que es el cielo mientras su delicada luz se refleja sobre nosotros, rodeándonos como si fuera magia, como si fuera la primera y la ultima vez en la que estemos aquí… Y se que lo es, tal vez es por eso que es tan especial y que deseo que no acabe jamás. 
--¡Mira! Encontré la constelación del Dragón – tu risa retumba dentro de mi cabeza, puedo oírla a la par de los latidos de mi corazón, es interesante darme cuenta de lo que causas en mi, de cómo puedes volver mi mundo diferente con solo una mirada, con solo una palabra - ¿No te parece hermosa? Me recuesto sobre mi brazo, ladeando la cabeza mientras observo tu rostro en completo silencio, tu cabello ondulado se revuelve con el verde pasto mientras señalas el cielo con una sonrisa en tu rostro. 
– Si, hermosa – murmuro sin dejar de mirarte. 
--Ni siquiera la has visto – volteas a verme, tu cabello cubre tu frente y tus ojos chocolate me miran fijamente con un deje de diversión, te sonrió y con suavidad retiro los mechones que cubren tu vista, con mi otra mano entrelazo nuestros dedos y te acerco un poco mas a mi, dispuesto a abrazarte, a disfrutar este ultimo momento que nos queda juntos. 
-- Y Dime Alex… ¿Para que me has traído aquí? – tu sonrisa flaquea, te conozco a la perfección y puedo notar como tiembla tu labio inferior, como lentamente te entregas al nerviosismo de lo que estoy por decir, de la condena que estoy por conjurar. Y no puedo hacerlo, no quiero hacerlo… Estar junto a ti es lo único capaz de hacerme sentir tranquilo, de sentirme en equilibrio conmigo mismo y con el mundo que me rodea, porque quiera o no, eres tu quien me ha enseñado a ser quien soy, que me ayuda a levantarme cuando me caigo, quien me empuja y me apoya en todo lo que sea posible, eres tu… Y es por eso que duele tanto. 
--¡Feliz Cumpleaños, nena! – murmuro por lo bajo, se que te molesta que te llame nena pero no pareces notarlo, estas contenta porque ya son 15 años lo que cumples, puedo sentir el apretón y la risa celestial que me das en forma de respuesta, he sido el primero en felicitarte, siempre ha sido así… Es una lastima que ya no pueda ser. 
--Gracias por todo, Alex – no digo nada, tengo un nudo en mi garganta, algo que me impide decirlo lo mucho que deseo que conozcas, algo que no me deja confesártelo, que no me permite abrirme contigo en vez de eso te atraigo un poco mas cerca y nos fundimos en un abrazo suave y cariñoso, de esos que solo puedo darte cuando nadie nos esta viendo, cuando solo somos los dos en nuestro mundo color rosa y azul claro, el mismo abrazo que nos hemos dado durante años por motivo de nuestra amistad y que hoy para mi significa que es el ultimo y por lo tanto, el mas especial de todos - ¡Oh! Mira, mira… Es una estrella fugaz. Miro al cielo de reojo, no perdiendo detalle de tu mirada emocionada que observa el pequeño reflejo brillante que parece caer del cielo, dejando trazos elegantes y sutiles en el negro cielo estrellado, cierro los ojos al mismo tiempo que tu lo haces. 
Nunca he creído en esto, pero no esta de más tener un poco de esperanza. 

“Deseo que este momento no acabe jamás, que siempre estemos los dos juntos, abrazados como ahora y que nada pueda destruir el lazo que nos une… Ni siquiera el que mañana me vaya lejos de aquí… Lejos de ella.”  Quisiera creer… Pero se que jamás se dará. 

10 años después. 

Estar aquí de pie es complicado, puedo notar la luna alumbrar el verde campo que tiempo atrás fue mi patio de juegos, las estrellas brillan como si fueran luces de pasarela, el aire frió me hace temblar ligeramente, pero puedo sentir que dentro de mi todo se mueve por los nervios y el miedo que me recorren. Han pasado tantos años y aun recuerdo como si fuera ayer esa noche en la que te vi por última vez, el único recuerdo que llevo tatuado dentro de mí, tu nombre, tu risa y tus lágrimas por un adiós que jamás fui capaz de pronunciar. El destello de una lejana estrella fugaz brilla en la distancia al mismo tiempo en el puedo sentirte a mi lado tal y como tiempo atrás, cuando éramos los dos alejados de la humanidad. 
--Pensé que no vendrías – susurro con voz queda mientras te observo de reojo, no has cambiado nada, un poco mas alta y delgada, pero sigues siendo tu, la chica que me acompaño en los pasos mas difíciles y que me hizo quien soy ahora. 
-- Jamás faltaría a esto, Alex – tu voz es un poco mas grave, puedo notar el paso de tiempo con solo escucharla, ya no es infantil y soñadora, ahora es la voz de una mujer hecha y derecha, una mujer que me esta abriendo las puertas que yo rechace hace diez años en el pasado. 
Es hoy… Lo se, hoy es el día en que pueda decirte todo lo que me calle, todo eso que llevo dentro y que deseo que conozcas de una buena vez, no importa si dices que No o Si, solo quiero compartirlo contigo como cuando éramos unos niños y no nos escondíamos nada. Miro la estrella fugaz que esta apunto de perderse en el negro horizonte, es como la que veo en mis sueños una y otra vez, cierro los ojos un momento y mentalizo tu rostro sonriente, el rostro de la chica de la que me enamore y que todavía amo. 

“No sabes cuanto deseo volver el tiempo atrás pero se que no puedo hacerlo… Así que solo pido que esta noche no cambie jamás… Porque se que siempre seres Tu y yo bajo las estrellas y que eso es lo único que puedo conservar”. 

 -- ¡Feliz cumpleaños, nena! - susurro, ya van 25 años y durante diez de ellos no puede desearte un gran día, espero poder remediarlo un poco por ser le primero en este día. 
Siento como tu mano se entrelaza con la mía, tu cabello roza mi rostro mientras reposas tu cabeza sobre mi hombro, se que estas sonriendo, te he conocido tanto tiempo que me es imposible olvidar lo que se y se que tu me conoces a la perfección, lo se muy bien – Siempre seremos tu y yo, Alex… Bajo las estrellas solo estamos tú y yo y eso jamás cambiara… Porque el deseo que pedí hace diez años se acaba de hacer realidad. 
( ...)

9 de agosto de 2011

¿Por Siempre y Para Siempre?

"Y estoy aquí... Sin saber que decidir: Si tomarte de la mano y decirte cuanto te amo, dejando claro lo que significas para mi, o darme la vuelta y marcharme siendo lo que ellos quieren que sea."

La observa de lejos, con su largo cabello castaño sobre su rostro mientras sus ojos adornados por los marcos negros de sus lentes viajan por sobre las palabras impresas en uno de esos tantos libros que tanto le gusta leer. Toma aire y aprieta sus puños, siento el hueco en su pecho, el vacio de verse lejos de ella y saber que solo él puede cerrar la distancia.
Pero ahí esta el miedo, de la burla y el que dirán, no puede moverse, no puede decir nada, ni siquiera su corazón puede viajar hasta ella… Y sabe que es un cobarde, lo sabe y lo acepta, no puede hacer nada.
Sabe que todo lo que ha sucedido momentos antes, que todos esos recuerdos que han atesorado juntos se pierden en el vacio, que todos sus sentimientos viajan sin destino y que solo sus ojos pueden detallar a la mujer de su vida… Porque sabe que lo es, lo sabe también como conoce que jamás será capaz de tomarla de la mano en público o de decirle cuan hermosa esta… Nadie lo entendería.
Porque nadie había visto lo que él conocía, ni su sonrisa, ni su risa, ni esa mirada de emoción pura, nadie había escuchado los latidos de su emocionado corazón, nadie había secado con besos sus lagrimas de dolor, nadie la tomaba por la cintura y la besaba llevándola al cielo… Nadie, nunca nadie, había sentido lo que el sentía estando a su lado… Pero acaso aquello podría durar: ¿Por siempre y para siempre?

(...)

¿En Donde Estás? (1)

"La peor forma de echar a alguien de menos es estar sentada a su lado y saber que nunca será tuyo."

La toma de la mano y la guía por el oscuro pasillo, ella se deja llevar sin decir una palabra, convencida de lo que hacen, puede escuchar las voces de los demás alejándose con cada paso que dan, con cada paso que se alejan de la realidad y se sumergen en su propio mundo, en ese mundo que sueña les pertenece pero que sabe… Solo es una fantasía, una que ella misma se ha montado.
Él camina con paso decidido adentrándose en los oscuros pasillos del colegio, puede escucharlo respirar y teme que él escuche el sonido desesperado de su corazón emocionado golpear contra su pecho, más no parece darse cuenta de ello; él simplemente camina con sus manos entrelazadas y mirando por todos lados en busca de alguien que pueda verlos.
Y ella sonríe, porque no puede hacer nada mas que dejarse llevar, porque su corazón no resistiría si en ese momento él soltara su mano, porque ella sabia que venia a continuación, se conocía las palabras y las frases de amor eterno casi de memoria, la sensación de esos labios sobre los suyos, sus manos tomándola por la cintura, su respiración contra su cuello y sus besos tiernos sobre su frente y su cabeza, sus propias lágrimas empapando la camiseta de turno por el amor que no podía ser… Conocía la rutina, se la sabía de memoria y aún así, aún sabiendo todo esto… Ella le seguía, lo hacia… Solo porque lo amaba y se suponía él la amaba.
Aún sabiendo que delante de los demás, en frente de sus amigos y de todos aquellos que podían llegar a significar algo para él, ella no existía, ella no era nadie, nada más que una simple chica sentada en un rincón, con un libro en las piernas y con los ojos cristalinos por el dolor de la indiferencia… Ella lo sabia, para él no era más que un juego, la sabelotodo a la cual recurrir si lo necesitaba, esa que tenia de tras de si mismo para alimentar su ego y a la cual decía amar. Y lo peor de todo. Que ella le creía. Y cuando él soltaba su mano, cuando sus labios se alejaban, cuando la regresaba a la realidad; no podía evitar preguntarse: "¿En donde estás? ¿En donde esta todo ese amor que me profesas cuando no hay nadie alrededor?"

(...)

(Si, lo se, debí subir esto ayer... Falta de tiempo.)
Esto fue lo primero que escribí para el Maratón de Escritura organizado en el Blog Escribiendo en la Noche por Maga de Lioncourt... Es una sola hoja y aunque borre y borre hasta que llegue a esto, me siento satisfecha por las casi cuatro horas que pase frente al computador. =)
Es el primero de una serie de microrelatos que publicare durante la semana. Espero les haya gustado. =)

Próxima Parte: ¿Por Siempre y Para Siempre? (2).

Un beso
Lu

11 de julio de 2011

El Verdadero Baile...

Se mira al espejo en silencio, su madre acaba de terminar de maquillarla, su cabello está recogido en una coleta alta adornada con una tiara de falsos pero resplandecientes diamantes mientras un ligero mechón cae sobre su frente, sus ojos de una tonalidad chocolate están rodeados por una delicada sombra rosa, su rostro brilla por el rubor en sus mejillas y sus labios resplandecen por la ligera escarcha que les han aplicado; cierra los ojos ante la imagen, deseando apartarla de su mente... Esa imagen no era ella; no era la chica que a la que le gustaba correr en la lluvia con su ropa negra pesándole por el agua, no era esa la chica que se sentaba en un rincón de su habitación con un libro sobre las piernas y con su reproductor de música tocando a todo volumen una canción de Los Beatles, no era la chica que se sentaba sin delicadeza en el pasto y apoyaba su cabeza en el regazo de él, no… Esa no era ella.
--¿Te encuentras bien, cariño? – su madre posa sus manos frías sobre sus desnudos hombros, abre los ojos ante el contacto y observa la sonrisa y la mirada emocionada que el reflejo de su madre proyectaba; asiente en silencio, dejando que su madre crea la máscara de falsa felicidad que acaba de instalar en su rostro – Se que te gustaría que él estuviera aquí, pero no quiero que te deprimas porque no ha llegado aún.
-- Estoy emocionada, nada más – responde en un susurro calmado, buscando las palabras con preciso cuidado, no deseando que su madre notase el afligimiento que siente; su madre sonríe en respuesta y se da la vuelta tarareando el vals con emoción contenida mientras desaparece tras la puerta de su habitación - ¿Emocionada? – le pregunta a su yo del espejo pero este solo le dirige una mirada cargada de tristeza – Si, seguro será una gran fiesta de cumpleaños – se levanta con parsimonia, teniendo cuidado de no pisar el largo y pomposo vestido color rosa pastel que su madre había insistido en que usara ese día; “¡Serás una princesa esa noche, debes verte como tal!” le había dicho pero… ¿Por qué no se sentía como una vestida de esa manera? ¿Por qué se sentía en realidad como si estuviera usando un disfraz?
Las luces de la salón iluminan las escaleras cuando ella posa su pie en el primer escalón dispuesta a bajar a la fiesta, suspira con cansancio y una sonrisa falsa se instala en su rostro mientras su mirada viaja por todos los presentes buscando con insistencia el rostro de él… Pero no lo encuentra, ni a su alentadora mirada negra como la bruma de la noche, ni su cabello siempre peinado en una descuidada media cresta, ni su sonrisa galante que siempre le dirige para animarla, no, él no esta ahí… Y eso es lo que mas le duele, tener que pasar esa noche sola, sin poder compartirla con él… La música comienza a sonar y ella asiente en modo de respuesta, comienza a bajar con lentitud por las escaleras, siente demasiado peso sobre sus jóvenes hombros de no más de 15 años… No era así como ella hubiera querido pasar esa noche, en su mente se la había llegado a imaginar bajo las estrellas, cerca al rio, disfrutando el sonido de la naturaleza a su alrededor, escuchándolo tocar guitarra mientras ella desafinaba en la nota alta de una canción y todos sus amigos se reían a consta suya junto al fuego; ella deseaba pasar la noche a solas consigo misma y con quien era su cable a tierra... Pero estaba ahí, con más de 50 pares de ojos observándola bajar por las grandes escaleras de blanco marfil y ninguno de esos pares de ojos era su mejor amigo… Su autoproclamado príncipe azul porque a fin de cuentas, los príncipes azules solo existen en los cuentos de hadas y ella… Ella no es una princesa.
-- Estás hermosa – ríe su mejor amiga con fuerza al verla bajar para luego jalarla hacia la mesa del enorme pastel de tres pisos con betún color rosa claro que tiene su nombre grabado en el lateral – Esta será una noche encantadora, solo mírame a mi, brillo con luz propia – sonríe al verla dar un vuelta con su hermoso vestido verde con detalles plateados mientras las risas no dejan de escapar de sus labios – Pero claro, tu opacas a todos, te ves como una princesa de cuento de hadas – y aquello le cae como un balde de agua fría, siente como su sonrisa flaquea en sus labios y sus ojos se inundan en lágrimas, su cuerpo pierde toda capacidad de movimiento ante esa declaración... “Seguro te veras hermosa, como todo un princesa… Estaría encantado con bailar contigo ese día, de ser al final ese príncipe que está para su princesa” su voz dentro de su cabeza parece tener vida propia, yendo y viniendo en cada momento – Yo... – ella nota su error, pero ya no hay marcha atrás, cierra los ojos y suelta el aire que sin darse cuenta ha estado conteniendo, se suelta del agarre de su amiga y recogiéndose la falda del vestido echa a correr hacia la puerta, todos la miran huir de su propia fiesta de quince, puede sentir la mirada sorprendida de sus padres y escuchar los gritos de su mejor amiga y de su hermano, pero no va a volver… Cuando sale por la puerta de aquel salón de fiestas sabe que esa reunión que le han organizado no es para ella… Es para una chica que ellos desean que sea.
--¿Qué estas haciendo? ¿Huyendo de tu familia y amigos? ¿Del esfuerzo que todos han puesto en organizar esa fiesta para ti? – voltea con sorpresa al escuchar el tono divertido de esa voz tan conocida, un sollozo involuntario escapa de su boca al verlo de pie junto al farol de la calle, vestido de traje y con un ramo de rosas en la mano, con su cabello revuelto y sus ojos brillando bajo la atenta luz – Lamento llegar tarde pero no tienes que huir de esa manera de tu propia fiesta de quince años para ir a buscarme – murmura mientras se acerca, puede sentir que todo se calma a su alrededor, el alboroto desaparece y su propio miedo y aflicción ya no están ahí cuando el la toma entre sus brazos y la abraza con fuerza y al oído le murmura un pequeño “Feliz Cumpleaños, princesa”.
Se aferra a su manga con fuerza y permite que una lágrima resbale por su mejilla derecha, ahora todo esta bien, su príncipe a llegado: -- Esa no es mi fiesta – murmura y sabe que él la entiende, lo sabe por como la toma de la mano y se aleja con ella hacia la esquina, lo sabe porque con una sonrisa le pide que confié en el como siempre y ella lo hace, porque es su mejor amigo, porque es él único que la entiende, que se ríe con ella y que llora con ella, porque es quien la toma de la mano en los peores momentos y la aleja de la tempestad tal y como hace en ese momento… Ella confía, porque una princesa siempre confía en que su príncipe la va a rescatar del temible dragón que le aprisiona. Y no se preocupa, se olvida de todo, de su madre, de su padre, del resto de su familia y amigos, se olvida de la fiesta, se olvida de como va vestida, se olvida de todo lo que sentía antes… Porque dentro de su mente solo cabe el pensamiento de que esta por celebrar su verdadero baile de cuento de hadas, bajo la luna mientras cumple sus quince años de vida.

(...)

¿Que les pareció? ¿Les ha gustado?
Esta dedicado a todos los miembros de Adictos a la Escritura, que hoy esta CUMPLIENDO SU PRIMER AÑO. 
Un beso
Lu

PD: ¡FELICIDADES!

27 de junio de 2011

Mi Cenicienta.

Se recostó contra la blanca pared, podía sentir los latidos de su corazón golpeando contra su pecho con fuerza, podía sentir su lenta respiración acelerarse mientras clavaba sus ojos en el reloj de la pared y en como el tiempo parecía avanzar con demasiada lentitud. Tomo aire y resoplo lo más fuerte que pudo, sentía que su vida podría detenerse en cualquier momento mientras se imaginaba que era lo que sucedía detrás de aquellas puertas. Aprieta la mano de su esposa tratando de encontrar un poco de alivio y de valentía para cruzar las barreras que le separan de lo que, durante la mayor parte de su vida, ha sido el motivo por el cual su corazón sigue latiendo. La mujer le jala un poco y se adentra con él por los largos pasillos, buscando ambos con la mirada el inconfundible cabello castaño o esperando oír su ya conocida voz o su melodiosa risa, pero no hay nada, solo esta el silencio sepulcral que lo mantiene en vilo mientras trata por todos los medios de calmar su agitado corazón lleno de miedo por confirmar lo inevitable.
-- Papá – sus ojos se abren y una sonrisa triste se forma en su rostro, la mirada color caramelo de su niña sigue siendo la misma que vio hace 28 años atrás cuando la colocaron en sus brazos por primera vez y en donde prometió no soltarla jamás.
Se adentra en la habitación, sin dejar de mirarla, para él sigue siendo la misma niña que corría para abrazarlo cuando llegaba del trabajo, sigue siendo la niña que en las noches de tormenta se metía en su cama y se abrazaba a su cuerpo esperando un poco de consuelo y protección. Sigue siendo la misma joven que lo obligaba a acompañarlo a las fiestas para no quedarse sola en la pista de baile, la que solo buscaba llenarlo de orgullo. Y es que no puede dejar esos recuerdos en el aire, no puede borrar la sensación de sentir su pequeña mano agarrando la suya, o su cabeza sobre su pecho o incluso el mismo momento en el que la entrego en el altar, cuando sintió que ella pronto ya no le pertenecería más. Pronto su vaga y cansada mirada se posa en él joven que sentado al lado de la cama arrulla algo entre sus brazos, le recuerda tanto a como era él en el pasado, puede notar ese amor, puede notar el sentimiento en el aire. Puede sentir como la brecha se abre entre su hija y él, por fin la vida de su pequeña niña se ha separado para siempre de la suya, una vida que dedico en cuerpo y alma para ella y para que nunca borrara de su rostro esa sonrisa de princesa de cuentos de hada. Toma aire y lo retiene con algo de tensión, se acerca en silencio y estira sus brazos cuando entre ellos posan un pequeño bulto rodeado por una manta rosa, puede observarla dormir mientras estira sus labios y sus pequeñas y regordetas manos se aferran a la sábana con fuerza, una bebe hermosa que lo transporta años atrás, a cuando entro en la habitación de hospital para darse cuenta de que el niño que siempre había deseado no era otro que una pequeña bebe, una niña que no sería más que su cenicienta.
-- Ya tienes una princesa en tu vida, papá – la escucha hablar, más sus palabras no las asocia con nada, pues lo que su hija acaba de decir no son mas que palabras dichas al vació en un momento sin categoría – Una a la cual cuidar y proteger – mira a la pequeña bebe entre sus brazos y luego posa su mirada en los ojos caramelo de su hija, la misma mirada de su esposa, sonríe cuando ella le mira, entiende lo que dice y no puede evitar sentirse triste, es la manera que tiene su hija de decirle “Gracias” por todo lo que ha hecho por ella, por todo el amor que le ha dado y por jamás haberle negado algo – Una nueva cenicienta.
-- Tú jamás has dejado y nunca dejarás de ser… Mi cenicienta – Murmura con nostalgia, su hija ha comenzado una nueva vida, él mismo la entrego ante la iglesia, él fue el primero en soltar su mano, él fue el que deshizo su eterno abrazo, la dejo volar con libertad y fue quien coloco ante ella las zapatillas de cristal, fue él quien la impulso a buscar la felicidad. Y aun así, ella jamás dejo de ser su cenicienta y aunque duele dejarla ir, esta orgulloso de que tenga su final feliz.

(...)


La canción en la que se basa este relato (Ejercicio del mes de Junio) es....

Cinderella
Steven Curtis Chapman
Letra en español AQUÍ.
¿Y que dicen? ¿Les gusto o no?
Un beso
Lu

1 de junio de 2011

Puede Ser (2)

"...Nunca digas nunca, nunca digas siempre, nunca digas te amo si de verdad no lo sientes..."

Rodeo su cuello con sus brazos, atrayéndolo un poco mas hacia ella, disfrutando del suave olor a lavanda que desprendía de su suave cabello castaño y del cálido aliento que se entremezclaba con el suyo propio, era un sensación vertiginosa y excitante el unir sus labios en un beso suave y tranquilo; en donde él le demostraba cuanto amor podía entregarle, cuan dispuesto estaba de estar a su lado, era un momento mágico, único y especial… Un momento que la hacia sentir culpable y una traidora, porque era precisamente en ese momento, en el instante en que el la tomaba por la cadera y la abrazaba con dulzura, en el que ella pensaba en él… Y en todo lo que guardaba con recelo dentro de su corazón, cada momento, cada sonrisa, cada instante y cada lagrima, grabada en su alma; era en esos momentos en los que ella sentía que su corazón estaba demasiado lejos, con alguien mas, alguien que jamás le había demostrado algo mas que desprecio, alguien que… A fin de cuentas, solo se podía amar a si mismo. Sonrió dentro del beso, de manera espontanea, sintiéndose liviana, protegida y sobretodo, amada.
-- ¿Me amas? – Murmuro contra sus labios, sin aún dejar de rodear su cuello con sus brazos, apretándolo contra ella, no deseando dejarlo ir.
-- Te amo – Fue su simple respuesta antes de volver a besarla y esta vez ella rió, fue una risa tenue, de alegría y felicidad. Jamás nadie le había dicho aquello, jamás nadie la había tomado entre sus brazos y la había hecho llegar al cielo con una mirada cariñosa y una sonrisa de estrella de cine, con gestos dulces que solo eran para ella, nadie y mucho menos él, con quien siempre había soñado encontrar la felicidad.
-- ¿Y tu me amas a mi? – Entre abrió los ojos, observando su rostro pulcramente definido y sus ojos brillantes que mostraban la ansiedad de escuchar su respuesta, se mordió el labio un momento y luego deposito un delicado beso en su mejilla.
-- Aún no, pero cada día estas mas cerca de que sea así - Y entonces fue ella la que lo beso, fue ella la que se dejo llevar por la corriente y fue en ese momento en el que se olvido de que apenas hace algún tiempo ella lloraba y sentía que su mundo se caía a pedazos por culpa de un idiota que jamás  podría llegar a amarla, un idiota que solo estaba a su lado por conveniencia; se olvido por completo de ese amor maldito que habitaba dentro de ella y se permitió experimentar la sensación agradable que nacía en su pecho y en la boca de su estomago. Había sufrido mucho por un amor no correspondido y había aprendido que confiar en las decisiones del corazón no siempre era lo correcto, pero por lo menos en ese momento, mientras se abrazaba contra el y disfrutaba del dulce sabor a miel de sus labios, se permitió pensar que todo era posible y que pudiera ser que ya era hora de olvidar, de dejar todo atrás. Porque puede ser que su felicidad, después de todo, tampoco este tan lejos… Por lo menos, no tan lejos de sus labios.
(...)

Primera Parte: Muy Tarde Ya (1)
Próxima Parte: Solo Él (3) -- Punto de Vista de...