27 de junio de 2011

Mi Cenicienta.

Se recostó contra la blanca pared, podía sentir los latidos de su corazón golpeando contra su pecho con fuerza, podía sentir su lenta respiración acelerarse mientras clavaba sus ojos en el reloj de la pared y en como el tiempo parecía avanzar con demasiada lentitud. Tomo aire y resoplo lo más fuerte que pudo, sentía que su vida podría detenerse en cualquier momento mientras se imaginaba que era lo que sucedía detrás de aquellas puertas. Aprieta la mano de su esposa tratando de encontrar un poco de alivio y de valentía para cruzar las barreras que le separan de lo que, durante la mayor parte de su vida, ha sido el motivo por el cual su corazón sigue latiendo. La mujer le jala un poco y se adentra con él por los largos pasillos, buscando ambos con la mirada el inconfundible cabello castaño o esperando oír su ya conocida voz o su melodiosa risa, pero no hay nada, solo esta el silencio sepulcral que lo mantiene en vilo mientras trata por todos los medios de calmar su agitado corazón lleno de miedo por confirmar lo inevitable.
-- Papá – sus ojos se abren y una sonrisa triste se forma en su rostro, la mirada color caramelo de su niña sigue siendo la misma que vio hace 28 años atrás cuando la colocaron en sus brazos por primera vez y en donde prometió no soltarla jamás.
Se adentra en la habitación, sin dejar de mirarla, para él sigue siendo la misma niña que corría para abrazarlo cuando llegaba del trabajo, sigue siendo la niña que en las noches de tormenta se metía en su cama y se abrazaba a su cuerpo esperando un poco de consuelo y protección. Sigue siendo la misma joven que lo obligaba a acompañarlo a las fiestas para no quedarse sola en la pista de baile, la que solo buscaba llenarlo de orgullo. Y es que no puede dejar esos recuerdos en el aire, no puede borrar la sensación de sentir su pequeña mano agarrando la suya, o su cabeza sobre su pecho o incluso el mismo momento en el que la entrego en el altar, cuando sintió que ella pronto ya no le pertenecería más. Pronto su vaga y cansada mirada se posa en él joven que sentado al lado de la cama arrulla algo entre sus brazos, le recuerda tanto a como era él en el pasado, puede notar ese amor, puede notar el sentimiento en el aire. Puede sentir como la brecha se abre entre su hija y él, por fin la vida de su pequeña niña se ha separado para siempre de la suya, una vida que dedico en cuerpo y alma para ella y para que nunca borrara de su rostro esa sonrisa de princesa de cuentos de hada. Toma aire y lo retiene con algo de tensión, se acerca en silencio y estira sus brazos cuando entre ellos posan un pequeño bulto rodeado por una manta rosa, puede observarla dormir mientras estira sus labios y sus pequeñas y regordetas manos se aferran a la sábana con fuerza, una bebe hermosa que lo transporta años atrás, a cuando entro en la habitación de hospital para darse cuenta de que el niño que siempre había deseado no era otro que una pequeña bebe, una niña que no sería más que su cenicienta.
-- Ya tienes una princesa en tu vida, papá – la escucha hablar, más sus palabras no las asocia con nada, pues lo que su hija acaba de decir no son mas que palabras dichas al vació en un momento sin categoría – Una a la cual cuidar y proteger – mira a la pequeña bebe entre sus brazos y luego posa su mirada en los ojos caramelo de su hija, la misma mirada de su esposa, sonríe cuando ella le mira, entiende lo que dice y no puede evitar sentirse triste, es la manera que tiene su hija de decirle “Gracias” por todo lo que ha hecho por ella, por todo el amor que le ha dado y por jamás haberle negado algo – Una nueva cenicienta.
-- Tú jamás has dejado y nunca dejarás de ser… Mi cenicienta – Murmura con nostalgia, su hija ha comenzado una nueva vida, él mismo la entrego ante la iglesia, él fue el primero en soltar su mano, él fue el que deshizo su eterno abrazo, la dejo volar con libertad y fue quien coloco ante ella las zapatillas de cristal, fue él quien la impulso a buscar la felicidad. Y aun así, ella jamás dejo de ser su cenicienta y aunque duele dejarla ir, esta orgulloso de que tenga su final feliz.

(...)


La canción en la que se basa este relato (Ejercicio del mes de Junio) es....

Cinderella
Steven Curtis Chapman
Letra en español AQUÍ.
¿Y que dicen? ¿Les gusto o no?
Un beso
Lu

1 de junio de 2011

Puede Ser (2)

"...Nunca digas nunca, nunca digas siempre, nunca digas te amo si de verdad no lo sientes..."

Rodeo su cuello con sus brazos, atrayéndolo un poco mas hacia ella, disfrutando del suave olor a lavanda que desprendía de su suave cabello castaño y del cálido aliento que se entremezclaba con el suyo propio, era un sensación vertiginosa y excitante el unir sus labios en un beso suave y tranquilo; en donde él le demostraba cuanto amor podía entregarle, cuan dispuesto estaba de estar a su lado, era un momento mágico, único y especial… Un momento que la hacia sentir culpable y una traidora, porque era precisamente en ese momento, en el instante en que el la tomaba por la cadera y la abrazaba con dulzura, en el que ella pensaba en él… Y en todo lo que guardaba con recelo dentro de su corazón, cada momento, cada sonrisa, cada instante y cada lagrima, grabada en su alma; era en esos momentos en los que ella sentía que su corazón estaba demasiado lejos, con alguien mas, alguien que jamás le había demostrado algo mas que desprecio, alguien que… A fin de cuentas, solo se podía amar a si mismo. Sonrió dentro del beso, de manera espontanea, sintiéndose liviana, protegida y sobretodo, amada.
-- ¿Me amas? – Murmuro contra sus labios, sin aún dejar de rodear su cuello con sus brazos, apretándolo contra ella, no deseando dejarlo ir.
-- Te amo – Fue su simple respuesta antes de volver a besarla y esta vez ella rió, fue una risa tenue, de alegría y felicidad. Jamás nadie le había dicho aquello, jamás nadie la había tomado entre sus brazos y la había hecho llegar al cielo con una mirada cariñosa y una sonrisa de estrella de cine, con gestos dulces que solo eran para ella, nadie y mucho menos él, con quien siempre había soñado encontrar la felicidad.
-- ¿Y tu me amas a mi? – Entre abrió los ojos, observando su rostro pulcramente definido y sus ojos brillantes que mostraban la ansiedad de escuchar su respuesta, se mordió el labio un momento y luego deposito un delicado beso en su mejilla.
-- Aún no, pero cada día estas mas cerca de que sea así - Y entonces fue ella la que lo beso, fue ella la que se dejo llevar por la corriente y fue en ese momento en el que se olvido de que apenas hace algún tiempo ella lloraba y sentía que su mundo se caía a pedazos por culpa de un idiota que jamás  podría llegar a amarla, un idiota que solo estaba a su lado por conveniencia; se olvido por completo de ese amor maldito que habitaba dentro de ella y se permitió experimentar la sensación agradable que nacía en su pecho y en la boca de su estomago. Había sufrido mucho por un amor no correspondido y había aprendido que confiar en las decisiones del corazón no siempre era lo correcto, pero por lo menos en ese momento, mientras se abrazaba contra el y disfrutaba del dulce sabor a miel de sus labios, se permitió pensar que todo era posible y que pudiera ser que ya era hora de olvidar, de dejar todo atrás. Porque puede ser que su felicidad, después de todo, tampoco este tan lejos… Por lo menos, no tan lejos de sus labios.
(...)

Primera Parte: Muy Tarde Ya (1)
Próxima Parte: Solo Él (3) -- Punto de Vista de... 

Muy Tarde Ya. (1)

“Lo más triste en este mundo, es querer a alguien que antes te quería a ti...”

Quería volver a sentir su mano sobre su brazo, quería volver a escuchar su voz, quería que le sonriera y le mirara ilusionada, quería… Necesitaba tenerla a su lado, necesitaba saber que ella estaba ahí, para el, noche y día, lo deseaba mas que nada, pero sabia jamás volvería a ser así. Porque el jamás le había mostrado amor, ni agradecimiento, ningún sentimiento había brotado de el mientras ella estaba ahí para el, brindandole todo lo que podia, el jamas la habia mirado, el jamas se habia dado cuenta de todo lo que ella valia, de lo que significaba y ahora… Ahora que ella ya no estaba, ahora que su sonrisa le pertenecía a alguien más, a alguien que la amaba realmente, alguien que le brindaba todo lo que el nunca le habia dado, alguien que con una sonrisa demostraba cuan orgulloso estaba de tenerla a su lado, alguien que... Tenia lo unico que el creia que le pertenecia, y es por eso que no podía sentirse más miserable… Porque ya era muy tarde, porque ya la había perdido y no podía correr y decirle que la amaba, porque ella ya no sentía nada, porque luego de tanto daño, de tantas humillaciones su amor se marchito y su corazon se alejo de el, porque... Porque ahora solo en sus sueños ella podría amarle otra vez, porque solo en sus sueños ella podría ser para el… Y entonces, una lágrima corrió por su mejilla porque tarde era ya.

(...)

Microrelato Original: En Hojas En Blanco
Próxima Parte: Puede Ser (2) -- Punto de vista de Ella.