18 de septiembre de 2011

Las Luces de la Ciudad.



"Se necesita de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te agrade, un día para quererlo, pero se necesita de toda una vida para que lo puedas olvidar." 

Siente las lagrimas brotar de sus ojos con mas fuerza que antes, se hace un ovillo contra la pared y esconde su rostro entre sus rodillas, se lleva el puño derecho hacia su boca y lo muerde con fuerza, aprieta los ojos y se ahoga el grito de dolor. Las luces de la ciudad giran a su alrededor, los estridentes sonidos de la actividad nocturna inundan sus oídos y aíslan el sonido de su propio llanto, pueden sentir a la gente caminar por la calle, puede escuchar sus risas, sus palabras y como viven su vida sin preocupación y llora con mas fuerza que antes, llora con mas ahincó porque ella era así, porque a ella tampoco le importaba el momento sino el mañana. Su teléfono celular vibra en el bolsillo de su buzo negro, lo ignora y sigue llorando, lo que menos desea en ese momento es tener que lidiar con los demás, con sus preguntas, con sus palabras de apoyo y consuelo ante esa situación, no quería que alguno de ellos se acercase, que osase siquiera a pensar en que podían brindarle ayuda, ella lo quería a él… Solo a él.
“- Si me pides que me quede aquí, lo hare… Por ti iría hasta el infierno con tal de verte reír… Una beca no será más importante que ti – sus ojos demuestran la preocupación que siente su corazón, su mano aprieta el hombro delgado de la que dice ser su mejor amiga.
- ¡Lárgate! – un nudo cierra el paso del aire hacia sus pulmones, pero aún así consigue hablar con fuerza – No quiero verte mas, solo quiero que te vayas… Después de todo, tienes una vida por delante en la cual yo no estoy dibujada ya – cierra los ojos y corre lejos, choca con la gente que camina con prisa, las luces pasan a velocidades extremas, la ciudad es un laberinto y ella solo busca un sitio en el cual dejarse llevar.”
El recuerdo de lo acontecido tan solo minutos atrás la asalta con ferocidad, su corazón late mas de prisa que antes y siente su cuerpo temblar por la rabia y el dolortodo a su alrededor parece dar vueltas y vueltas y ella no puede dejar de llorar acurrucada en ese rincón de un callejón. Trece años de amistad se iban a la basura, miles de recuerdo de momentos hermosos y valiosos no valdrían ya nada, el dolor remplazaría el sentimiento de felicidad y la oscuridad terminaría por absorberla de una buena vez… Las palabras la madre de Alejandro resuenan en su mente: “No quiere irse, dice que sin ti no lo hará… Es una lastima que no hayas conseguido la beca, pero él lo hizo y es un gran paso para su futuro… No puede desaprovechar esta oportunidad, se que lo que te pido es doloroso, pero piensa en Alejandro… Es lo mejor para él, estoy segura que tomaras la decisión correcta.” 
Alejandro vale para ella tanto que seria capaz de dar su vida entera por él, por su felicidad y continuidad, solo por ver esa mirada iluminada y esa sonrisa coqueta que solo él posee, seria capaz de dar todo, su sangre, su cuerpo, sus sueños y su alma con tal de que este bien, le ama tanto que renuncia a él solo por su felicidad… Y por eso duele tanto. Porque esta dejando ir a la única persona que le ha comprendido, que le ha acompañado en los malos momento, la única persona que la he hecho reír, la ha hecho sentir bien consigo misma, con el mundo a su alrededor… La única persona que le ha prestado su hombro para llorar, que la ha tomado de la mano y la ha rescatado de la peor de las tormentas, la única persona en el mundo a la que ella podía llamar mejor amigo. Pero sabe al mismo tiempo que debe hacerlo, que es lo mejor para él, para el gran futuro que le espera, deshacerse de los lazos de la infancia, no tener que llevar consigo las lapidas de las personas que un día cruzaron por su vida. Él iba a llegar lejos, siempre había sido su sueño y ella, por más que lo desease, no podía robarle lo único que él tenia, lo único en lo que ella no formaba parte. 
Porque hay un momento en la vida de cada uno en el que hay que tomar decisiones importantes, en los que hay que cortar el lazo del pasado y mirar hacia el futuro, hacia el horizonte y pensar en lo que el destino nos tiene preparado, en los caminos que trazaremos, en las vida que conoceremos… Porque hay un momento en el que hay que decir adiós por mas doloroso que esto pueda ser, porque en algún segundo todo cobrara sentido y el rompecabezas de la vida cambiara para ti… Y ella lo sabía. Alejandro tomaría un avión al día siguiente, con un destino fijo que lo separaría de ella por el resto de sus vidas, era algo que ella no podía cambiar y que muy en el fondo no deseaba cambiar…, 
Ahoga un grito de sorpresa y alivio al sentir sus brazos rodearla, conoce aquel tacto, conoce aquella respiración y se sabe de memorias las sensaciones que produce aquel beso sobre su cabeza, puede sentir las lagrimas del chico sobre su cabeza y entonces comprende… Él ha tomado una decisión, él ha decidido dejar que el  futuro se teja con su mano y mientras las luces de la ciudad brillan en la lejanía, ambos lloran, porque hay un momento en la vida de las personas en el que lo que es realmente importante torna vida. Ella ama Alejandro por todo lo que ha vivido a su lado y perderle es doloroso, pero en ese momento, entre sus brazos y con las luces de un ciudad que nunca para a su alrededor, sabe que debe decir adiós… Que lo mejor es quedarse con el recuerdo de un abrazo, de un infancia, de una adolescencia, con cada momento e impregnarlo con las luces, los sonidos del mundo que no se detiene, así ella sienta que su corazón lo hará cuando el la suelte… Esta vez, tal vez para siempre.

(...)

Este relato fue escrito para el ejercicio del mes de Septiembre en el grupo de Adictos a la Escritura. Basado en una fotografía tomada por mi (Fondo del Banner del relato).
Espero les haya gustado.
Un beso
Lu

10 de septiembre de 2011

Cicatrices...

"Las batallas más importantes en la vida son las que peleamos diariamente en el silencio de nuestra alma."
Y las lágrimas caen con fuerza y ferocidad mientras detalla su imagen en el espejo, no es una bonita imagen, es más bien el retrato de un joven decaída, con el rostro contraído por el dolor, con los ojos vacíos de vida, vestida con algo que termina por restar el respeto que siente hacia si misma.
Y entonces llora con mas ahincó que antes, entonces se deja caer al suelo y se rodea el abdomen con los brazos, se abraza a si misma en busca de un poco de consuelo, en busca de un poco de ese amor que no llega hasta ella.
Las palabras resuenan en su cabeza y dentro de si misma grita una y otra vez: “¡Mentira!”, siente su pecho contraerse con fuerza, siente que todo da vueltas, pero ella sigue llorando en el suelo, ahogando los sollozos apretando con fuerza los dientes, enterrando su rostro en su almohada, queriendo esconderse de cualquiera que pueda encontrarla.
Esta harta de la lástima, esta harta de sentirse engañada, esta harta de sentirse utilizada, de ser una muñeca, una marioneta en manos de los demás, de ser una herramienta y de que todos parezcan como si ella no estuviera ahí sino hasta que fuera realmente necesaria.
Ya no quiere escuchar las palabras: “Rara”, “Sabelotodo”, “Gorda”… Ya no quiere que los demás las disfracen en frases dulces y sutiles, ya no quiere que le digan que es una persona agradable, que es inteligente, que es tierna… Que es bonita.
Sabe que son todas mentiras, porque ella no es agradable porque no puede confiar nadie, porque ya le han demostrado muchas veces que los problemas se superan solos, que nadie te tiende la mano, que nadie te da una sonrisa de aliento; sabe que no es inteligente porque para los demás es alguien que presume de lo que sabe, es alguien a quien le gusta pisotear a los otros y que es en realidad pisoteada, es alguien que se siente superior cuando en realidad se siente inferior que todos… Para los demás el que sea inteligente es asqueroso; sabe que no es tierna, no le gustan los abrazos por más que se muera por recibir alguno, no le gustan las cursilerías por más que a veces desea que se las digan y sabe que no es linda porque a nadie le gusta una chica con su cuerpo, con su cara, porque a nadie le gusta una chica llena de defectos.
Y no puede más, siente que ya todo es demasiado, que la losa sobre sus hombros ya es imposible de cargar y llora aún más, porque no debe mostrarse débil, ha pasado mucho tiempo perfeccionando su caparazón contra los daños, ha forjado la pared de piedra para que nadie sepa sus verdaderos sentimientos, para que nadie pueda leerla y terminen equivocándose en quien es, para que nadie sepa quien es en realidad… Se ha forjado una cara ante el mundo y ha dejado de ser ella misma… Y ahí llorando, en el suelo acurrucada es cuando verdaderamente se siente ella, completamente sola, como siempre.
Quiere un abrazo, un beso y una palabra de apoyo o consuelo, sabe que no la obtendrá, a ninguno parece importarle lo que siente, ninguno parece preocuparse por como se derrumba, por como es destruida una y otra vez por ellos, por sus palabras, por sus acciones.
Respira con fuerza, trata de calmarse, seca las lagrimas y se levanta con lentitud, su corazón late con fuerza y golpea su pecho en un ritmo descarrilado, una risa ajetreada le ataca, siente la desesperación y el dolor a flor de piel, mas su rostro tiene una expresión de calma, ha vuelto a instaurar su mascara.
No debe mostrarse débil, no debe llorar, no debe romperse, no debe equivocarse o los demás se la comerán viva, o los demás se encargaran de hacerla desgraciada una vez mas.
Se mira otra vez al espejo, se arregla un poco el cabello y mira con resignación el reflejo, un cuerpo feo, un rostro feo, no hay nada lindo y se obliga a no pensar en ello, a aprendido a vivir ignorándolo, a aprendido a vivir soportando las risas, el miedo y las humillaciones, puede seguir adelante… Debe hacerlo.
Se traga las lágrimas y cierra los ojos, respira profundo y se aleja del espejo, las cicatrices que lleva por dentro, las heridas a medio cerrar que hay en su corazón, los vacios dentro de si misma, solo los conoce ella, solo ella puede tratar de curarlos y aun así, sabe que jamás sanarán.

(...) 

¿Que opinan? 
Es un relato mas o menos verdadero. =) 
Basado en hechos reales. 
Un beso 
Lu

9 de septiembre de 2011

Paraíso de Lobos.


La imagen era simplemente hermosa, parecía irreal, como si fuera tomada de algunas de esas historias fantásticas que cuando era pequeña tanto le habían fascinado, como si hubiera regresado en el tiempo justo a aquellos instantes en que con una sonrisa en la cara escuchaba una y otra vez esos cuentos que le llenaron el alma.
La tenue luz era lo único que necesitaba en aquel momento, sus ojos se centraron en aquello que parecía un acto puro y mágico, la delicada nieve seguía cayendo en silencio y aun ritmo pausado decorando el suelo y las copas de los altos pinos, una delicada sonrisa se formo en sus rojos labios al sentir los pequeños copos blancos sobre su cuerpo.
El gris desteñido sobresalía por sobre la blancura del invierno, ocho ojos de un color amarillo amatista se fundían con la oscuridad que se cernía de a pocos, los delicados gruñidos resonaban en sus oídos con fuerza a pesar de que eran tan bajos que percibirlos era difícil, sus ojos se iluminaron al reconocer el blanco marfil de los afilados colmillos.
Eran cuatro majestuosas figuras tendidas en el suelo, iluminadas por la luz de la luna, opacadas durante un segundo por la oscuridad que les brindaban los pinos, su cuerpo tembló un poco por la emoción mientras di un paso hacia las cuatro figuras.
Cada vez mas cerca, sus pies se movían con lentitud, en su pecho bailaban las emociones, podía sentir el vacio que comenzaba a formarse en la boca de su estomago al mismo tiempo que su cuerpo se fundía con la luz que la hermosa luna llena le brindaba, ninguna de las figuras pareció percatarse de su presencia.
Avanzo otro tramo casi que con miedo, no miedo a salir lastimada ni a que sucediera una tragedia, tenia miedo de perder aquella oportunidad que se le había brindado porque sabia que nunca mas viviría una situación así de nuevo, así que debía mantener al margen todos esos sentimientos que le embargaban.
Retuvo el aire al darse cuenta que solo estaba a un paso de poder tocarles, su sonrisa brillo en la noche, sus ojos se iluminaron, los cuatro lobos estaban justo frente a ella, en calma y tranquilidad, dándole la posibilidad de acercarse un poco mas.
Y entonces un par de ojos repararon en su presencia, un aullido amigable resonó en el silencio, un lobo se alzo de su lugar mostrando sus dientes por completo, soltó el aire que había retenido de un solo tirón, el animal se acerco un poco, podía sentir su respiración fuerte, cerro los ojos con fuerza esperando que le atacara o algo parecido.
Pero no estaba preparada para que se echara a su lado, enredando la tela de su pantalón en sus afiladas garras y jalándola a su lado, soltó un suspiro al sentir como los otros tres se acomodaban en torno a ella, sus manos se prendieron de las largas melenas de los cuatro lobos, se acomodo sobre ellos y sin abrir los ojos se entrego al momento.
Cuando abrió los ojos de nuevo se encontraba en su habitación, bajo la calidez de las mantas, con un libro sobre su regazo y con su rostro brillando de la felicidad, soltó una risita y se fijo en la manca negra que estaba a su lado, le acaricio la cabeza con dulzura logrando el pequeño conejo se estirara un poco y volviera a domar.
Cerró los ojos de nuevo, deseando dormir, deseando soñar… Deseando regresar a su paraíso de lobos.

¿Fin?

7 de septiembre de 2011

De Adentro hacia a Fuera.

Emily ama el mar y la sensación que de paz que le inunda cuando se encuentra sentada en la playa con el agua salada a pocos metros de ella, Emily a ama la arena caliente de la playa y la sensación que esta le causa cuando camina con sus rojas sandalias favoritas en la mano y con los pies hundiéndose en el abrasador calor de los granos de arena de la orilla, Emily ama observar el atardecer sentada en el muelle con su cámara fija para captar el momento en el que el majestuoso sol se une con las apacibles aguas azul marino de el inmenso océano que se abre ante su mirada verde esmeralda.
Para Emily el poder pasar unos pocos minutos de su día frente a la inmensidad que se abre en las costas de su pequeño pueblo natal significa mas que un buen rato, significa mucho mas de lo que todos creen, porque para Emily tras esa apariencia pacifica que las aguas muestran, tras esa infinita belleza y calma que se percibe hay algo mas… Porque Emily ama el mar por muchas razones; como la arena, el atardecer y las aguas azul marino; pero hay algo mas que Emily ama de el y ese algo es Jordan.
Emily acaba de cumplir 5 años cuando sus padres le regalaron un pequeño triciclo color rosa pálido, cuando se cayo contra la acera una tarde de verano y su rodilla se empapo con su sangre y sus mejillas fueron bañadas por sus infantiles lagrimas, Emily acaba de cumplir 5 cuando vio por primera vez la mirada azulada de Jordan y la sonrisa cálida que este le ofrecía mientras la ayudaba a ponerse de pie. Jordan tenía siete y acaba de mudarse junto a su casa con su madre en embarazo y su padrastro, desde entonces Emily jamás soltó la mano que Jordan le tendió y este jamás borro la sonrisa que le había dedicado el primer día que se vieron.
Es interesante ver como nace una amistad entre dos pequeños niños, es incluso tierno observar como el poco a poco comienza a preocuparse por ella y de pronto ya no se separan y trata de protegerla de todo lo que pueda herirla, es divertido observar como con el paso de los años los lazos de esa infantil amistad comienzan a desarrollarse y fortalecerse al mismo tiempo que ellos crecen y comienzan a entender el mundo que los rodea.
Cuando Emily tenia 13 años pasaba horas en el balcón de su habitación, observando hacia le jardín del patio vecino, donde Jordan le enseñaba a nadar a su hermano menor, con su cabello rubio revuelto y chorreando agua, con su suave bronceado playero y con su sonrisa perfecta, a Emily le gustaba observar como los brazos de Jordan se movían en el agua, marcando los músculos que este había estado trabajando desde hace meses en el gimnasio.
A Emily nunca le falto nada, ni apoyo ni cariño, porque aunque sus padres no le brindaron aquello Jordan si lo hizo, siempre estaba ahí, tras ella, listo para ayudarla a levantarse como cuando se conocieron, con una sonrisa tranquilizante y con su mirada azul brillando intensamente, una promesa palpitante de que Jordan jamás le abandonaría, que jamás le dejaría a la deriva, porque el no era así, Jordan estaría para ella cuando lo necesitara o no, en los buenos, en los malos y en los horribles momentos de su vida. Cuando Emily tenia 15 años y dijo que deseaba ser profesora de escuela, Jordan fue la primera, y la única persona, que le alentó a hacer lo que le gustaba, que siempre le dijo que podía hacerlo y que con un pequeño empujón la incito a lograrlo, a demostrar que ella era lo suficientemente buena, que era mejor de lo que había pensado. Jordan fue el primero en irse, tenía 19 años cuando se fue sin despedirse, Emily sabe que fueron las rocas y no las olas las que se lo llevaron, como dicen los adultos, Emily lo sabe por la mancha rojiza que teñía el rubio cabello de su mejor amigo cuando lo vio dentro del ataúd, lo sabe por el moretón que teñía la mejilla de Jordan y por las marcas rosas que se ceñían sobre su cuerpo, lo sabe por como quedo de rota la tabla de surf que ella le había regalado para su cumpleaños.
Emily no lloro cuando Jordan se fue, no lo hizo en ese momento pero si lo hizo cuando cumplió los 19 y se marcho del pueblo para ir a la universidad, lo hizo porque dejaba atrás a su mejor amigo, a la única persona que la quiso tal y como era y a la única persona que ella podría amar con fuerza. Para Emily nunca hubo, ni habrá, alguien mas perfecto de lo que fue Jordan, con su cabello revuelto, con su mirada azul y su sonrisa perfecta, porque nadie la sostendrá como lo hizo el, porque nadie le levantara el animo y el cariño hacia si misma como lo hacia Jordan, porque ella lo sabe, tal y como supo que no fueron las olas sino las rocas, que… Nunca nadie la va a querer como Jordan lo hizo, como el lo hace y eso es lo único que ella necesita saber y entender, porque para ella la persona perfecta es aquella que ella quiere con el alma y que le quiere con el alma. 
Emily ama el mar, lo ama desde que regreso con su diploma que la certificaba como una maestra de excelencia, lo ama desde que se dio cuenta que el azul marino de las pacificas aguas le recuerdan a la profunda mirada azul de Jordan, lo ama porque es algo que la une con el, porque es la única cosa que la tranquiliza, que la calma y la ayuda tal y como lo hizo Jordan… Emily ama el amar porque sabe que dentro de sus aguas esta el alma de Jordan y que mientras el mar este ahí y ella pueda contemplarlo, Jordan jamás la va a abandonar.

 (...)

6 de septiembre de 2011

Junto con él Viento.

Suspiró con cansancio y oprimió el interruptor de la luz, la habitación se sumió en la oscuridad y el aire frío que entraba por la ventana junto a su escritorio pareció más gélido que nunca. 
Cerró los ojos con cansancio y apoyó su cabeza contra la dura madera del escritorio moviendo con sus manos los papeles, los envases de medicinas y los lápices y bolígrafos en búsqueda de un mayor espacio y comodidad. No tenia ni la más mínima intención de levantarse y dirigirse hacia su cama para poder dormir, estaba demasiado cansado tanto física como mental y emocionalmente. Solo deseaba sumergirse en los sueños, dejar ir su mente mas allá de los problemas, despejarse de la realidad y no tener que pensar en absolutamente nada. 
Escucho los pasos de su madre por el pasillo, alzo los ojos con esfuerzo y vio la hora que marcaba el reloj con letras de color rojo vivo “12:00 p.m.”, soltó el aire con fuerza y apoyó las palmas de sus manos sobre la mesa, impulsando su cuerpo y obligándose a levantarse y caminar hasta la cama. No quería que su madre lo encuentre durmiendo sobre el escritorio, no quería reproches, ni quejas, ni suplicas... No quería ver su mirada de dolor, de culpa, de tristeza. 
 Apoyo su cabeza contra la almohada y su cabello negro tejió una telaraña sobre el color blanco, cerró su mano en un puño sobre la sabana y sintió las lágrimas inundar sus ojos con fuerza, en su mente las palabras que había escrito hace poco hacían eco. 
 “Me gustaría poder mirarte a la cara, me gustaría poder ver la expresión de tu rostro al enterarte de lo que sucede, me gustaría poder enfrentarte, tomar aire y sacar valor de donde no lo tengo para decirte que no hay vuelta atrás, que es algo que he decidido y no puedes hacer nada ya… Me gustaría escuchar palabras de orgullo, de amor y apoyo… Pero se que no lo hare, soy demasiado cobarde como para enfrentar la mirada de enojo, de tristeza, de incertidumbre, de sorpresa… De decepción y dolor. 
Tengo 17 años y cometí el peor error de mi vida al creer que era mayor, al pensar que era invencible, me equivoque al pensar que podía encontrar una salida, que podía volver a mirarme al espejo sin encontrar algún problema, que podía volver a mirarte a la cara sin poder sentir dolor… Pero ni el sol ni la luna pueden taparse con un solo dedo y lo aprendí de la peor manera posible. 
Tania, hermanita… ¿Podrías perdonarme? ¿Podrías mirarme por quien soy y he sido toda mi vida? ¿Podrías no mirarles con culpa al saber la verdad? ¿Podrás hacerlo? ¿Es mucho pedir acaso? Tengo 17 años y se que no tengo más tiempo, es precisamente por eso que escribo esto… 
Es la manera que tengo de darte mi adiós, de transmitirte mi amor, de hacer que entiendas que este soy yo, el verdadero yo.” 
Escucho el pomo de su puerta girarse, escucho los pasos cuidadosos sobre el suelo de su habitación, escucho la respiración pesada y las manos delicadas y femeninas alzando las sabanas, sintió el pequeño y suave cuerpo junto al suyo en búsqueda de calor y protección, en búsqueda de la seguridad que solo el podía darle. Se mordió el labio con fuerza, dejando una profunda marca… Se preparó para ocupar el papel que delante de su hermana debía actuar. 
“Eres lo mejor que me ha pasado, Tania. Desde el primer momento en que te tuve junto a mi, tan pequeña como una muñeca de porcelana durmiendo a mi lado mientras yo con brazos delgados y temblorosos te rodeaba en un abrazo. 
Han pasado 14 años, Tania, y aún sigo creyendo que debo correr detrás de ti, por si te caes o lastimas para poder sanar tus heridas. Toda mi vida te he cargado sobre mis hombros, he buscado tu risa y tu alegría, he secado tus lágrimas y he llorado contigo para acompañarte… Toda mi vida, Tania… Eres toda mi vida. 
Mamá siempre ha dicho que debo cuidar de ti porque tú eres la única persona que me amara tal y como soy, que me brindara la mano cuando lo necesite, que luchara hombro con hombro a mi lado, que con una sonrisa me sanará las heridas del alma… Porque son los hermanos las verdaderas personas que marcan a alguien, porque son los hermanos quienes están incondicionalmente, porque son los hermanos quienes se asesinan en silencio en una pelea, porque son los hermanos quienes se cuidan entre si… Quienes se aman desde la cuna. 
Y es por eso que quiero que entiendas lo siguiente: ¡Jamás cambiaria nada de mi vida! ¡Ningún momento, ningún segundo, ninguna palabra ni emoción! Estoy feliz con todo lo que he logrado en mis 17 años, con ser el mejor estudiante, con ser un buen deportista, con ser un buen hijo… Con ser un buen hermano mayor. Y es que es ha sido la mayor bendición de todas, Tania. 
 Aunque discutamos, aunque te sobreproteja y no te deje ir con la libertad que deseas, aunque te tome de la mano en la calle por miedo a perderte de vista, aún cuando tu ya eres una adolescente que sabe cuidarse, ser tu hermano es un regalo, no una carga. Jamás voy a abandonarte, jamás voy a dejarte ni a olvidarte, estas aquí, dentro de mi corazón… Y espero, yo este en el tuyo siempre, aún cuando no pueda darte mi mano, aún cuando no te abrace o te deje llorar en mi hombro, mi alma y mi ser jamás dejaran de ser tu sombra, como toda la vida lo he sido.” 
Paso su brazo sobre los hombros de su hermana, atrayendo el cuerpo de ella hacia el suyo, enterró su nariz en su negro cabello y aspiro el aroma a frambuesa de este, sintió a su hermana abrazarse a su espalda en busca de seguridad y él con una sonrisa afianzo el abrazo sobre ella, él solo deseaba dejar el miedo atrás. 
“Estoy orgulloso de ti, de todo lo que en 14 años has logrado, de la mujer en la que te estas convirtiendo, del futuro que te espera y del pasado que te precede. 
Estoy orgullos de quien eres, de la chica insegura que me pregunta si es fea, de la niña que corre detrás de mí después de una broma, de quien me abraza con fuerza cuando necesita apoyo, de quien se mete en mi cama en busca de consuelo para sus miedos… No puedo estar mas orgulloso y ten por seguro que jamás me vas a decepcionar, porque tu estas ahí, en ese altar que nadie puede ni ver ni tocar. 
Y es por eso es que me duele escribir estas palabras, es por eso que he escrito esta carta 15 veces, es por el simple hecho del miedo que me provoca que me olvides, que me entierres bajo capas de experiencias vividas, que me relegues a un rincón como tus viejas muñecas, se que no estaría para verlo pero aún así, pensarlo duele. 
Perdóname, perdóname por no habértelo dicho, por haberte ocultado una sola cosa en la vida y que esa sea la de que me estoy muriendo… Perdóname por negarme seguir con las quimioterapias, con el tratamiento que me estaba haciendo más daño que la misma enfermedad, por no querer que lo notarás, no me culpes por querer creer que podría lograrlo solo, perdóname por creer que tu sonrisa bastaría, perdóname… Porque si tu me perdonas, entonces ya todo estará bien… Ocultártelo no fue fácil, para ninguno, ni para mamá y papá ni para mí… Pero es algo que deseaba superar, algo que debía demostrarme que podía y el problema es que no pude… Ha sido la única batalla que he perdido en mi vida y aún así… No me arrepiento de librarla y perderla.” 
Cerró los ojos y se permitió dormir con más calma, después de todo… No había de que preocuparse, pensó durante un segundo en el sobre color blanco que descansaba sobre su escritorio con el nombre de su hermana escrito en el reverso, pensó en lo poco que faltaba para que ella lo leyese, en lo poco que faltaba para que él ya no pudiera abrazarla… Pensó en eso y aun así, junto con el miedo, sintió calma. 
“Solo te pido que durante toda tu vida me tengas presente, en todos los momentos, en los malos, en los buenos, en los importantes, en los irrelevantes… 
Cuando tengas un novio, cuando te des cuenta que es él indicado, cuando tengas el anillo en tu dedo y cuando vistas de blanco… Incluso antes de cerrar para siempre tus ojos, tenme siempre presente… Yo jamás te borre de mi pensamiento. Perdóname, Tania, por no querer preocuparte, por no querer asustarte y por querer seguir siendo el héroe que tu creías que era. 
Perdón por decepcionarte, por abandonarte, por dejar de luchar y por no haberte demostrado más lo importante que eres para mí. 
Te Amo.” 
Para cuando Tania abrió los ojos el cuerpo de su hermano ya no tenía calor, el cuerpo de su hermano ya no la abrazaba con fuerza, el cuerpo de su hermano estaba vació de todo. Para cuando Tania gritó, lloró y rogó porque no se fuera, el sobre con la carta que la noche anterior su hermano habría escrito, re escrito y vuelto a escribir ya volaba por los aires, a la par del viento helado que durante toda la noche entró al cuarto y se llevo de a poco la esencia faltante. 
 Para cuando Tania acepto que no volvería a verlo, ya era muy tarde, el dolor, la culpa y el sentimiento de traición ya estaba demasiado arraigado, pero el amor seguía siendo aún más fuerte… Solo que, ella jamás lo supo, la carta se perdió por los caminos de la ciudad, volando a la par de las ilusiones perdidas y los sueños rotos y Tania jamás pudo leer lo que su hermano tenia para decirle. Ojalá lo hubiera hecho, ojalá él no la hubiera tenido que escribir, ojalá no se hubiera ido con el viento él también.

(...)

4 de septiembre de 2011

Ya Era Hora


Las lágrimas se amontonaron en sus ojos mientras su pequeña e infantil mente trataba de procesar lo que estaba viendo, algo dentro de si misma le decía que aquello no estaba bien, que lo que su madre le había dicho no era cierto, ¿el mundo acaso era tan cruel? Dejo caer a Verónica, su muñeca de trapo, al suelo con un golpe seco mientras con su pequeña mano jalaba el edredón de encaje rosado que componía la cama de su abuela, la mano de su madre se poso en su hombro ejerciendo un poco de presión, como invitándola a desistir de seguir con su camino.
Sus trenzas rubias se removieron un poco cuando casi llego a tocar a las manos blancas y venosas de su abuela, su madre fue más rápida y con un veloz movimiento acuno la mano derecha de su abuela entre la suyas mientras las lágrimas surcaban sus mejillas con ferocidad.
Miro la unión de ambas pieles, las manos de su madre, de un color caneloso, se veían mas jóvenes y mas fuertes, capaces de levantar y detener cualquier cosa, tan resistentes como para levantarle y ayudarle en todo, las manos de una mujer bella, con un futuro por delante; tan diferentes a las manos de su abuela. Blancas, arrugadas y dejando ver las venas azuladas, las manos de su abuela eran el espejo del paso del tiempo, de las experiencias vividas, de las caídas y los errores cometidos y el mismo consuelo para todos esos a quienes su abuela amo, la viva muestra de cuan fuerte y bondadosa fue aquella mujer canosa que descansaba en la cama, las manos de una guerrera, de una sabia y de una doncella entregada a su familia y su bienestar.
Alzo sus pequeñas manos y las miro con fascinación, eran tan diferentes a las de su madre y su abuela, tan diferentes e iguales al mismo tiempo, podía admirar las cicatrices del paso de los años en las manos de su madre, podía leer las lecciones mas crueles en las de su abuela, cosas que poco a poco vería en sus manos mientras crecía.
Sonrió con complacencia y con delicadeza recogió a verónica del suelo, se apoyo en la pierna de su mama y cerro los ojos, la mano firme de su madre se poso en su cabeza mientras le tendía la mano de su abuela. La tomo con suavidad y las lágrimas inundaron su mirada de nuevo, las manos de una trabajadora que descansaba por fin, las manos de una mujer que ahora se entregaba con los brazos abiertos a la paz infinita. El camino largo de la vida se toma en cuenta solo cuando somos capaces de ver cuantas partes de nosotros mismo hemos sacrificado en el camino, a beneficio de los demás y del propio y su abuela ya había sacrificado mucho, ya era hora de que sus manos dejaran de levantar a los demás.

 (...)

3 de septiembre de 2011

Bajo las Estrellas.


Es como estar viendo el fin del mundo, todas esa luces parpadeando a la distancia, adornando aquel manto negro que es el cielo mientras su delicada luz se refleja sobre nosotros, rodeándonos como si fuera magia, como si fuera la primera y la ultima vez en la que estemos aquí… Y se que lo es, tal vez es por eso que es tan especial y que deseo que no acabe jamás. 
--¡Mira! Encontré la constelación del Dragón – tu risa retumba dentro de mi cabeza, puedo oírla a la par de los latidos de mi corazón, es interesante darme cuenta de lo que causas en mi, de cómo puedes volver mi mundo diferente con solo una mirada, con solo una palabra - ¿No te parece hermosa? Me recuesto sobre mi brazo, ladeando la cabeza mientras observo tu rostro en completo silencio, tu cabello ondulado se revuelve con el verde pasto mientras señalas el cielo con una sonrisa en tu rostro. 
– Si, hermosa – murmuro sin dejar de mirarte. 
--Ni siquiera la has visto – volteas a verme, tu cabello cubre tu frente y tus ojos chocolate me miran fijamente con un deje de diversión, te sonrió y con suavidad retiro los mechones que cubren tu vista, con mi otra mano entrelazo nuestros dedos y te acerco un poco mas a mi, dispuesto a abrazarte, a disfrutar este ultimo momento que nos queda juntos. 
-- Y Dime Alex… ¿Para que me has traído aquí? – tu sonrisa flaquea, te conozco a la perfección y puedo notar como tiembla tu labio inferior, como lentamente te entregas al nerviosismo de lo que estoy por decir, de la condena que estoy por conjurar. Y no puedo hacerlo, no quiero hacerlo… Estar junto a ti es lo único capaz de hacerme sentir tranquilo, de sentirme en equilibrio conmigo mismo y con el mundo que me rodea, porque quiera o no, eres tu quien me ha enseñado a ser quien soy, que me ayuda a levantarme cuando me caigo, quien me empuja y me apoya en todo lo que sea posible, eres tu… Y es por eso que duele tanto. 
--¡Feliz Cumpleaños, nena! – murmuro por lo bajo, se que te molesta que te llame nena pero no pareces notarlo, estas contenta porque ya son 15 años lo que cumples, puedo sentir el apretón y la risa celestial que me das en forma de respuesta, he sido el primero en felicitarte, siempre ha sido así… Es una lastima que ya no pueda ser. 
--Gracias por todo, Alex – no digo nada, tengo un nudo en mi garganta, algo que me impide decirlo lo mucho que deseo que conozcas, algo que no me deja confesártelo, que no me permite abrirme contigo en vez de eso te atraigo un poco mas cerca y nos fundimos en un abrazo suave y cariñoso, de esos que solo puedo darte cuando nadie nos esta viendo, cuando solo somos los dos en nuestro mundo color rosa y azul claro, el mismo abrazo que nos hemos dado durante años por motivo de nuestra amistad y que hoy para mi significa que es el ultimo y por lo tanto, el mas especial de todos - ¡Oh! Mira, mira… Es una estrella fugaz. Miro al cielo de reojo, no perdiendo detalle de tu mirada emocionada que observa el pequeño reflejo brillante que parece caer del cielo, dejando trazos elegantes y sutiles en el negro cielo estrellado, cierro los ojos al mismo tiempo que tu lo haces. 
Nunca he creído en esto, pero no esta de más tener un poco de esperanza. 

“Deseo que este momento no acabe jamás, que siempre estemos los dos juntos, abrazados como ahora y que nada pueda destruir el lazo que nos une… Ni siquiera el que mañana me vaya lejos de aquí… Lejos de ella.”  Quisiera creer… Pero se que jamás se dará. 

10 años después. 

Estar aquí de pie es complicado, puedo notar la luna alumbrar el verde campo que tiempo atrás fue mi patio de juegos, las estrellas brillan como si fueran luces de pasarela, el aire frió me hace temblar ligeramente, pero puedo sentir que dentro de mi todo se mueve por los nervios y el miedo que me recorren. Han pasado tantos años y aun recuerdo como si fuera ayer esa noche en la que te vi por última vez, el único recuerdo que llevo tatuado dentro de mí, tu nombre, tu risa y tus lágrimas por un adiós que jamás fui capaz de pronunciar. El destello de una lejana estrella fugaz brilla en la distancia al mismo tiempo en el puedo sentirte a mi lado tal y como tiempo atrás, cuando éramos los dos alejados de la humanidad. 
--Pensé que no vendrías – susurro con voz queda mientras te observo de reojo, no has cambiado nada, un poco mas alta y delgada, pero sigues siendo tu, la chica que me acompaño en los pasos mas difíciles y que me hizo quien soy ahora. 
-- Jamás faltaría a esto, Alex – tu voz es un poco mas grave, puedo notar el paso de tiempo con solo escucharla, ya no es infantil y soñadora, ahora es la voz de una mujer hecha y derecha, una mujer que me esta abriendo las puertas que yo rechace hace diez años en el pasado. 
Es hoy… Lo se, hoy es el día en que pueda decirte todo lo que me calle, todo eso que llevo dentro y que deseo que conozcas de una buena vez, no importa si dices que No o Si, solo quiero compartirlo contigo como cuando éramos unos niños y no nos escondíamos nada. Miro la estrella fugaz que esta apunto de perderse en el negro horizonte, es como la que veo en mis sueños una y otra vez, cierro los ojos un momento y mentalizo tu rostro sonriente, el rostro de la chica de la que me enamore y que todavía amo. 

“No sabes cuanto deseo volver el tiempo atrás pero se que no puedo hacerlo… Así que solo pido que esta noche no cambie jamás… Porque se que siempre seres Tu y yo bajo las estrellas y que eso es lo único que puedo conservar”. 

 -- ¡Feliz cumpleaños, nena! - susurro, ya van 25 años y durante diez de ellos no puede desearte un gran día, espero poder remediarlo un poco por ser le primero en este día. 
Siento como tu mano se entrelaza con la mía, tu cabello roza mi rostro mientras reposas tu cabeza sobre mi hombro, se que estas sonriendo, te he conocido tanto tiempo que me es imposible olvidar lo que se y se que tu me conoces a la perfección, lo se muy bien – Siempre seremos tu y yo, Alex… Bajo las estrellas solo estamos tú y yo y eso jamás cambiara… Porque el deseo que pedí hace diez años se acaba de hacer realidad. 
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