9 de septiembre de 2011

Paraíso de Lobos.


La imagen era simplemente hermosa, parecía irreal, como si fuera tomada de algunas de esas historias fantásticas que cuando era pequeña tanto le habían fascinado, como si hubiera regresado en el tiempo justo a aquellos instantes en que con una sonrisa en la cara escuchaba una y otra vez esos cuentos que le llenaron el alma.
La tenue luz era lo único que necesitaba en aquel momento, sus ojos se centraron en aquello que parecía un acto puro y mágico, la delicada nieve seguía cayendo en silencio y aun ritmo pausado decorando el suelo y las copas de los altos pinos, una delicada sonrisa se formo en sus rojos labios al sentir los pequeños copos blancos sobre su cuerpo.
El gris desteñido sobresalía por sobre la blancura del invierno, ocho ojos de un color amarillo amatista se fundían con la oscuridad que se cernía de a pocos, los delicados gruñidos resonaban en sus oídos con fuerza a pesar de que eran tan bajos que percibirlos era difícil, sus ojos se iluminaron al reconocer el blanco marfil de los afilados colmillos.
Eran cuatro majestuosas figuras tendidas en el suelo, iluminadas por la luz de la luna, opacadas durante un segundo por la oscuridad que les brindaban los pinos, su cuerpo tembló un poco por la emoción mientras di un paso hacia las cuatro figuras.
Cada vez mas cerca, sus pies se movían con lentitud, en su pecho bailaban las emociones, podía sentir el vacio que comenzaba a formarse en la boca de su estomago al mismo tiempo que su cuerpo se fundía con la luz que la hermosa luna llena le brindaba, ninguna de las figuras pareció percatarse de su presencia.
Avanzo otro tramo casi que con miedo, no miedo a salir lastimada ni a que sucediera una tragedia, tenia miedo de perder aquella oportunidad que se le había brindado porque sabia que nunca mas viviría una situación así de nuevo, así que debía mantener al margen todos esos sentimientos que le embargaban.
Retuvo el aire al darse cuenta que solo estaba a un paso de poder tocarles, su sonrisa brillo en la noche, sus ojos se iluminaron, los cuatro lobos estaban justo frente a ella, en calma y tranquilidad, dándole la posibilidad de acercarse un poco mas.
Y entonces un par de ojos repararon en su presencia, un aullido amigable resonó en el silencio, un lobo se alzo de su lugar mostrando sus dientes por completo, soltó el aire que había retenido de un solo tirón, el animal se acerco un poco, podía sentir su respiración fuerte, cerro los ojos con fuerza esperando que le atacara o algo parecido.
Pero no estaba preparada para que se echara a su lado, enredando la tela de su pantalón en sus afiladas garras y jalándola a su lado, soltó un suspiro al sentir como los otros tres se acomodaban en torno a ella, sus manos se prendieron de las largas melenas de los cuatro lobos, se acomodo sobre ellos y sin abrir los ojos se entrego al momento.
Cuando abrió los ojos de nuevo se encontraba en su habitación, bajo la calidez de las mantas, con un libro sobre su regazo y con su rostro brillando de la felicidad, soltó una risita y se fijo en la manca negra que estaba a su lado, le acaricio la cabeza con dulzura logrando el pequeño conejo se estirara un poco y volviera a domar.
Cerró los ojos de nuevo, deseando dormir, deseando soñar… Deseando regresar a su paraíso de lobos.

¿Fin?

No hay comentarios:

Publicar un comentario